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rosaliliapinedaruiz:
gracias me, ayudaste mucho
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El año 2020 se inicia con noticias positivas en materia económica. La más importante es la consolidación de un ritmo de crecimiento económico que será nuevamente uno de los mejores (incluso el mejor) entre las economías medianas y grandes de América Latina. La otra es la estabilidad del ritmo de inflación, que frenó su tendencia al alza a mediados del año pasado y sigue estando dentro del rango objetivo del Banco de la República.
Sobre lo primero conviene anotar, sin embargo, que el crecimiento esperado es modesto, 3,5 %, de acuerdo con los pronósticos optimistas, en gran medida por problemas que enfrentan sectores específicos. Entre ellos se cuentan especialmente la vivienda media y alta, que no revierte todavía su tendencia negativa, y los sectores agropecuario e industrial, cuyo ritmo de crecimiento ha sido frustrante.
En el caso de la inflación, los técnicos del Banco de la República apuestan a que su ritmo se moderará desde comienzos del año y convergerá hacia la meta del 3 %. Por otra parte, los indicadores de inflación básica han seguido mostrando niveles cercanos a la meta.
Las incertidumbres principales se dan en dos frentes: el mercado de trabajo y el sector exportador. A ellas se agregan otras en materia fiscal.
En el caso del mercado de trabajo, el crecimiento del empleo ha sido bajo, especialmente en el sector rural, y las tasas de desempleo, altas. Por el lado optimista se puede argumentar que, así como hubo un rezago entre el comienzo de la desaceleración económica en 2014 y el deterioro de los indicadores laborales, ese rezago se puede estar presentando de nuevo. Si es así, el mercado laboral debería mejorar en 2020.
Hay dudas que provienen del impacto de la migración venezolana. Aunque su efecto directo sobre el desempleo ha sido pequeño, parece haber generado un desincentivo a los trabajadores colombianos por cuenta propia para buscar empleo. Hay además una opinión pública crecientemente negativa sobre la migración venezolana, que ojalá no lleve al Gobierno a cerrar las puertas a los ciudadanos del país vecino.
Por su parte, para garantizar un crecimiento más rápido, es esencial contar con un sector de exportaciones diferentes a hidrocarburos y minerales mucho más dinámico. El único sector exportador que muestra un dinamismo fuerte y claro es el turismo. Por el contrario, las exportaciones de bienes diferentes a hidrocarburos y minerales se estancaron en 2019. La crisis latinoamericana es una de las causas importantes, ya que hacia los vecinos se destinan más de la mitad de las exportaciones de manufacturas.
Si no hay repunte exportador importante, será una ilusión crecer mucho más que a los ritmos actuales. Incluso, las autoridades económicas podrían verse obligadas a frenar la economía para evitar un aumento del déficit en cuenta corriente que, aunque bien financiado con inversión extranjera directa, es alto para los patrones internacionales.
El tema fiscal también genera dudas. Las perspectivas del Gobierno de mayores ingresos tributarios se basan en un crecimiento económico más alto y una buena gestión tributaria. Es poco probable que lo primero se produzca, pero puede haber noticias positivas por el lado de la gestión de la Dian, como las hubo en 2019. En todo caso, las proyecciones de Fedesarrollo indican que los recaudos se reducirán en un punto del PIB para fines de este gobierno, y más cuando se haga efectivo el (a mi juicio injustificable) descuento pleno de los gravámenes de industria y comercio del impuesto de renta.
Si los recaudos son frustrantes, el Gobierno se verá obligado a frenar el gasto. Esta no sería una noticia positiva ni para el crecimiento económico ni para el financiamiento de las inmensas necesidades sociales que tiene el país.
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