Respuestas
Había en la campaña un matrimonio, y este matrimonio era muy unido.
Después de algunos años tuvieron cuatro hijos, tres varones y una niña.
Esta familia era muy querida en el lugar.
Con los años, los hijos ya eran grandes. El mayor tenía veinte años y el último catorce. Que se llevaban dos años entre ellos.
Bueno... Por casualidá viene una guerra, adonde tuvieron que llevar mucha gente.
Entonce le contesta el diablo
-No vas a encontrar ningún conchabo. 'Tán lejos los pueblos.
Entonce el soldado que era muy vivo le contestó así
-Si durante los tres años yo me muero, no me podrás llevar. Así que si vivo, yo me quedaré con mi alma y vos te quedarás con lo que me has dado.
-Bueno -le dice el diablo-, a ver, vos que sos tan güen tirador, mirá -le dice- a distancia de dos cuadras viene un oso, tirale. Vamos a ver si sabís tirar. A ver si lo matás.
El soldado levantó l'arma, apuntó y le hizo un disparo tan certero que lo dejó muerto.
-Bueno -le dice el diablo-, veo que sos un soldado de primera, y tirador.
Lo mismo. Ahora vamos hasta donde 'tá el oso.
-Sacale el cuero.
Ya el soldado en un momentito le saca el cuero, muy bien.
-Bueno -le dice el diablo- ya veo que sos muy enteramente guapo286.
Cerramos el trato. Tomá -le dice- este saco. Tiene tres bolsillos. Uno tiene esterlinas di oro, otro, patacones de plata, y el otro, níquel. Vos sacás el dinero que necesitás y nunca se te va acabar... Ahora, no tendrás más casa ni más abrigo que este cuero di oso, que vas a llevar. No te podís cortar el pelo, las uñas, ni lavarte la cara.
Bueno...
Y el estanciero le dice
-Son muchos miles, amigo, lo que yo preciso.
-'Tá bien -dice Sonajera-, eso a mí no me asusta.
Y mete la mano al bolsillo y empieza a echar puñados de esterlinas arriba de la mesa.
-Diga, amigo, si 'stá bien. Cuente, y diga si algo le falta.
El estanciero lo miraba con unos ojos tamaños, que no le cabían en el cuero, al ver salvados los bienes que le iban a rematar.
-Mi güen amigo, yo no tengo conque pagarle. Veo que es un hombre de gran corazón y se lo agradezco en nombre de Dios. Todo esto sobra de lo que yo tengo que pagar.
-Bueno, bueno -le dijo Sonajera-. Le hí hecho un bien, y en todas partes que ando, hago todo el bien que puedo. 'Taba tan contento el estanciero, que le dijo que lo quería llevar a su estancia y presentarle su familia.
-Si es de su gusto lo acompañaré -dice el Soldado.
En eso ven que amanecía. El estanciero acomodó el dinero. Pagaron lo que debían y salieron.
-Tengo mi surke287, vamos, soldado -le dice el estanciero.
Entonce el padre lo abraza al joven y le dice
Dios.
Y de ese momento se pusieron en preparativos para el casorio. Al oír bulla y alegría aparecen las otras dos hermanas. Querían morirse de ver cómo era el joven que ellas habían despreciado, tan güen mozo, tan simpático y tan rico. Y así jue que a los tres días, la menor y el joven se casaron.