Respuestas
Respuesta:La discriminación es una forma de violencia
pasiva; convirtiéndose, a veces, este ataque en
una agresión física. Quienes discriminan
designan un trato diferencial o inferior en cuanto
a los derechos y las consideraciones sociales de
las personas, organizaciones y estados. Hacen
esta diferencia ya sea por el color de la piel,
etnia, sexo, edad, cultura, religión o ideología.
Los individuos que discriminan tienen una visión
distorsionada de la esencia del hombre y se
atribuyen a sí mismos características o virtudes
que los ubican un escalón más arriba que ciertos
grupos. Desde esa “altura” pueden juzgar al resto
de los individuos por cualidades que no hacen a
la esencia de estos. Muchas veces este rechazo
se manifiesta con miradas odiosas o con la falta
de aceptación en lugares públicos, trabajos o
escuelas, acciones que afectan a la persona
rechazada.
El prejuicio a cierto tipo de comunidades hacen
que los individuos que pertenecen a estas sean
prejuzgados antes de ser conocidos. Son
generalizados y rechazados. La intolerancia, el
rechazo y la ignorancia en la mayoría de los
casos son determinantes para el nacimiento de
conductas discriminatorias.
Los afectados en la mayoría de los casos son los
individuos pertenecientes a las denominadas
minorías. Estas minorías son pequeños grupos
dentro de una sociedad. Hay veces que estos
grupos no son pequeños pero aún así son
rechazados.
Hay muchos ámbitos donde las personas pueden
ser rechazadas. También aquellos que optan
discriminar encuentran muchas razones para
hacerlo.
Explicación:
La raza humana puede ser comparada
con una paleta de colores. Todos
diferentes, cada uno con una cualidad
especial, algo que lo hace bello. Algún
que otro parecido pero, al final distintos.
Ninguno igual pero todos con la misma
categoría: colores… Los hombres y las
mujeres somos iguales a los colores,
todos distintos pero todos, al fin y al
cabo: humanos.
Existen millones de opiniones, tantas
como habitantes hay en la tierra. Una
manera de no discriminar es escuchar y
tratar de entender los pensamientos de
nuestros semejantes. Escuchar y
respetar, son las claves para no
rechazar