Respuestas
Respuesta:
Continuó el cautivo contando su historia, diciendo que su compañero renegado había comprado una barca capaz para treinta personas. Había realizado, el renegado, algunos viajes como mercader, para aparentar dicho oficio. Había fondeado varias veces en una caleta cercana al jardín de Zoraida y hablado con su padre, para pedirle fruta; no así con Zoraida, pues las moras no se dejan ver de ningún moro ni turco, si no es que su marido o su padre se lo manden. Dado que él ya había sido rescatado le dijo el renegado que dispusiese lo necesario para salir un viernes para España. Contrató el cautivo a doce españoles como remeros. Los acompañarían tres compañeros de la prisión, también rescatados. Dio instrucciones para que estuvieran todos, ese viernes, por los alrededores de la casa de Zoraida. Allí se presentó él; a quien primero vio fue al padre de Zoraida. Éste le preguntó en una lengua franca que allí se habla que quién era. Le respondió que era esclavo de Arnaute Mamí y que buscaba hierbas para hacer ensaladas. En ese momento salió Zoraida. Iba cargada de alhajas desde los pies a la cabeza. Se encontró ante una diosa y eso que la ocasión era difícil, porque ya se sabe que la hermosura de alguna mujeres tiene días y sazones y requiere accidentes para disminuirse o acrecentarse, y es cosa que las pasiones del ánimo la levanten o abajen, puesto que las más veces la destruyen.”