Como se reza un rosario
Respuestas
Respuesta:
para rezar un rosario primero debes tener un collar que sirva parar contar cada avemaria que se va a hacer.
Explicación:
cada 10 bolitas es un misterio (en el rosario), por cada bolita es un avemaria.
Respuesta:
. Para comenzar…
Toma el rosario en tus manos y empieza con la señal de la Cruz. Al mismo tiempo que hacemos una cruz en la frente, luego en la boca y finalmente en el pecho repite la siguiente oración:
«Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén».
2. Luego usarás la Cruz que está en la punta de tu rosario
Toma la primera cuenta del rosario y empieza con un Padre Nuestro. Le seguirán tres cuentas que simbolizan tres Ave María. Tradicionalmente son ofrecidas para incrementar la fe, la esperanza y la caridad de quienes rezan el rosario y por las intenciones del Santo Padre. Se termina este primer grupo del rosario con el Gloria.
Padre Nuestro
«Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén».
Ave María
«Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén».
Gloria
«Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén».
4. Los misterios del rosario
Anunciaremos con reverencia cada misterio del rosario. Los misterios se rezan por días tradicionalmente. Se empieza anunciando el misterio correspondiente seguido de una meditación. No es un simple repetir, es un verdadero recorrido por los principales hechos de la Vida de Jesúscristo y de Santa María, al mismo tiempo que ofrecemos, agradecemos y pedimos la intercesión de la Madre por nuestras intenciones.
Luego de haber anunciado el misterio rezamos un Padrenuestro seguido de 10 Ave Marías y terminamos con el Gloria. Luego del Gloria entre misterio y misterio se reza una Jaculatoria conocida como la Oración de Fátima:
«Oh Jesús, perdónanos nuestros pecados, sálvanos del fuego del infierno y guía todas las almas al Cielo, especialmente aquellas que necesitan más de tu misericordia».
Misterios gozosos (lunes y sábado)
La Encarnación del Hijo de Dios.
La Visitación de Nuestra Señora a Santa Isabel.
El Nacimiento del Hijo de Dios.
La Presentación en el templo y la purificación de la Virgen Santísima.
La Pérdida del Niño Jesús y su hallazgo en el templo.
Misterios dolorosos (martes y viernes)
La Oración de Nuestro Señor en el Huerto.
La Flagelación del Señor.
La Coronación de espinas.
El Camino del Monte Calvario.
La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor.
Misterios gloriosos (miércoles y domingo)
La Resurrección del Señor.
La Ascensión del Señor.
La Venida del Espíritu Santo sobre María y los apóstoles.
La Asunción de Nuestra Señora a los Cielos.
La Coronación de la Santísima Virgen.
Misterios luminosos (jueves)
El Bautismo de Jesús en el Jordán.
La Autorrevelación de Jesús en las bodas de Caná.
El anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión.
La Transfiguración.
La institución de la Eucaristía.
Terminamos el rosario luego de haber rezado los 5 misterios correspondientes al día (o después de haber rezado un misterio cuando usas un denario). Como oración final justo sosteniendo la medalla que se encuentra al centro del rosario dirás la oración de la Salve como signo de alabanza y reconocimiento a Nuestra Madre.
«Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén