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Adopta un modelo de consumo responsable. O lo que es lo mismo, no compres cosas que realmente no necesites. Recuerda que el consumo masivo de productos tiene una incidencia directa en el medio ambiente.
Reduce, recicla y reutiliza. La fórmula de las 3 R es vital para adoptar los principios de la ecología social: menos consumo, clasificación de residuos y reutilización de materiales y productos que merezcan una segunda oportunidad.
Compra productos de Comercio Justo. Estas redes promueven prácticas sostenibles para el medio ambiente e impulsan el desarrollo de las sociedades y comunidades implicadas en la producción de artículos.
Construye un huerto en casa. Destina una parte de tu casa para el cultivo y la producción de alimentos propios. ¡Así como lo oyes! Es una de las prácticas que más adeptos gana entre aquellos que optan por el autoconsumo y el cuidado del medio ambiente. Y lo mejor de todo, un huerto urbano es 100% natural.
Usa la bicicleta y otros medios de transporte alternativos. La emisión de gases de efecto invernadero se puede reducir si usas medios de transporte que no contaminen el medio ambiente, por ejemplo la bicicleta, los autobuses ecológicos o incluso el metro. Esto forma parte de la ecología urbana.