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Respuesta: grano de soja al exterior y la demanda del mismo. Sin embargo estos suelos donde la soja se cultiva intensivamente, con el uso de agroquimicos y fertilizantes el suelo que era rico en nutrientes va perdiendo su calidad y se erosiona. Es por ello que sostener esta produccion en el mismo suelo por mucho tiempo no asegura que las generaciones venideras puedan hacer uso de los mismos.
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Se llama sojización al reemplazo de los cultivos tradicionales de una región por soja. Uno de los factores que influyen en este proceso es el aumento del precio del poroto de soja.
- El aumento de la demanda mundial de soja y sus derivados ha tenido un impacto notable sobre la economía argentina, aunque con algunas derivaciones que es necesario tener en cuenta. Esta especie, considerada casi una curiosidad botánica hasta los años 70, se convirtió rápidamente en la principal fuente de divisas del país. Hoy las exportaciones del denominado "complejo soja", que se integra con el poroto, el aceite y los pellets de proteínas de alto valor nutricional, explican la cuarta parte del total de los embarques argentinos.
- Con la mejora de los precios internacionales, sumado al crecimiento adicional de la producción que se espera para esta campaña, el peso de la soja en la economía será aún mayor. Al mismo tiempo, los derechos de exportación, que alcanzan el 23,5%, significan más del 10% del total de los ingresos fiscales. Por eso, cualquier cosa que suceda con su cultivo y su procesamiento reviste un interés económico fundamental. Es necesario, entonces, conocer las fortalezas y debilidades de este proceso.
- Entre las fortalezas, está la estructura productiva nacional. Los productores argentinos supieron aprovechar las oportunidades del mercado. La producción de poroto de soja aumentó constantemente desde 1970, hasta llegar a 15 millones de toneladas a mediados de la década pasada. El proceso había sido acompañado por la agroindustria procesadora, integrada por empresas nacionales y extranjeras que expandieron su capacidad instalada hasta convertir a la Argentina en un fuerte jugador internacional en el mundo de los aceites y las harinas proteicas, que surgen de la elaboración de la soja.
- A partir de ese momento, la aparición de un revolucionario paquete tecnológico basado en la genética y el sistema de la "siembra directa" (que reduce el laboreo mecánico abaratando el cultivo y evitando la erosión del suelo), aceleró la expansión hasta alcanzar las 37 millones de toneladas en la última campaña, una cifra que posiblemente se superará este año.
- Mientras tanto, la demanda mundial creció sin cesar, alentada por el mayor consumo de carnes de aves y cerdos de China, que se producen con alta utilización de harina de soja. Así, la Argentina pasó a liderar el mercado mundial de pellets y aceite de soja.
- Esto generó un efecto muy positivo sobre el interior del país, al motorizar la demanda de maquinaria agrícola, camiones, agroquímicos, y todo lo relacionado con la producción. También movió a la construcción y el consumo, la venta de vehículos y el uso de servicios en las provincias. La mayor parte de la soja se cultiva en siembra directa y en rotaciones con otros cultivos, aunque sería plausible implementar medidas que faciliten esta práctica, mejorando la rentabilidad de estos acompañantes. La mayor amenaza que pende sobre la soja y todo lo que significa en la economía nacional es la aparición de alguna enfermedad que afecte los rendimientos. La presencia de la peste conocida como "roya de la soja" obliga a un alerta permanente. El Gobierno, a través de la Secretaría de Agricultura, puso en marcha un programa de vigilancia y prevención gracias al cual se pudo detectar un lote infectado en Misiones y actuar en consecuencia. Si bien los técnicos consideran que el riesgo ha pasado, es necesario volcar recursos para atender esta situación, porque la enfermedad ya se expandió en Brasil, Bolivia y Paraguay.
- En este contexto indudablemente positivo, no puede dejar de tenerse en cuenta que en algunas zonas la expansión de la soja se hizo desplazando otras actividades, lo que puede generar problemas de readaptación de las explotaciones en caso de una futura caída de los precios internacionales y una eventual pérdida de rentabilidad. También ha creado preocupación la expansión del monocultivo, advertida por organismos autorizados como el INTA, que puede derivar en un deterioro de los suelos. Es necesario tener en cuenta estos fenómenos, con estrategias preventivas especialmente en lo que se refiere a la preservación de los suelos.
- La mejora de los precios internacionales fue bien aprovechada por los productores argentinos, con múltiples beneficios. De todos modos, la expansión de la producción sojera tiene también otros efectos que requieren atención.
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