Reescribe el siguiente texto periodístico eliminando aquellas expresiones en las que el periodista, de modo incorrecto Atrapados en casa El número de jóvenes que dependen de su familia se ha duplicado en 10 años. Según un informe del Instituto de la Juven- tud, el 50% de las personas entre 25 y 29 años sigue viviendo con sus padres y el carece de autonomía económica. No se trata de una repentina pasión por el hogar paterno. Hay una primera explica- ción obvia: la incertidumbre laboral y la falta de recursos económicos propios obligan al joven a permanecer bajo el techo familiar. De hecho, muchos mecanismos sociales se acomodan a esa prórroga de la dependencia juvenil. Los estudios, por ejemplo, se alargan, con lo que se aplaza la dificultosa incorporación al mundo laboral (...) La emancipación, parcial, de la mujer ha hecho más costosa la decisión matrimonial para el muchacho, que los hay, acostumbrado a los servicios de una madre-chacha. Antes, cuando una pareja concurría al mercado matrimonial, él ofrecía la protección económica, y ella, la tutela de los hijos y el buen orden doméstico. Ahora ambas tareas deben compartirse, aunque sobre la maternidad recaen todavía unos injustos peajes laborales que empujan a su retraso. (...) El problema, obviamente no es el mismo según el nivel económico y cultural de la familia. (...) En todo caso, la difícil incorporación del joven al trabajo no sólo supone un problema para la economía doméstica, sino una falta de alicientes para crecer como persona y, en definitiva, una falta de libertad, siquiera para montar un piso.
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Atrapados en casa. El número de jóvenes que dependen de su familia se ha duplicado en 10 años. Según un informe del Instituto de la Juventud, el 50% de las personas entre 25 y 29 años sigue viviendo con sus padres y el carece de autonomía económica. No se trata de una repentina pasión por el hogar paterno. Hay una primera explicación obvia: la incertidumbre laboral y la falta de recursos económicos propios obligan al joven a permanecer bajo el techo familiar. De hecho, muchos mecanismos sociales se acomodan a esa prórroga de la dependencia juvenil. Los estudios, por ejemplo, se alargan, con lo que se aplaza la dificultosa incorporación al mundo laboral. La emancipación, parcial, de la mujer ha hecho más costosa la decisión matrimonial para el muchacho, que los hay, acostumbrado a los servicios de una madre chacha. Antes, cuando una pareja concurría al mercado matrimonial, él ofrecía la protección económica, y ella, la tutela de los hijos y el buen orden doméstico. Ahora ambas tareas deben compartirse, aunque sobre la maternidad recaen todavía unos injustos peajes laborales que empujan a su retraso.El problema, obviamente no es el mismo según el nivel económico y cultural de la familia. En todo caso, la difícil incorporación del joven al trabajo no sólo supone un problema para la economía doméstica, sino una falta de alicientes para crecer como persona y, en definitiva, una falta de libertad, siquiera para montar un piso.
Explicación:
¯\_(ツ)_/¯ eso se me ocurre, pos al menos intente we