• Asignatura: Castellano
  • Autor: solmireyitalove
  • hace 7 años

como revaloramos nuestro patrimonio cultural ​

Respuestas

Respuesta dada por: ositalinda41
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Respuesta:La relación entre el patrimonio cultural y la educación es de gran actualidad. No se dice nada nuevo cuando se afirma que existe una clara tendencia hacia la revalorización de los bienes patrimoniales y a su utilización como recurso educativo. En España, uno de los países europeos más ricos en vestigios que corresponden a un pasado histórico brillante y esplendoroso, se está haciendo un gran esfuerzo por "adecentar" y activar gran número de repertorios patrimoniales: desde monumentos a yacimientos arqueológicos, desde la restauración de obras de arte a remozamiento de museos. Debemos felicitarnos, aunque quede tanto por hacer, de que los años de democracia hayan traído, en este aspecto, un cambio total en la tendencia respecto la que había sido habitual en el periodo anterior.

Desde la postguerra hasta la implantación de la democracia en España, se perdieron una parte nada desdeñable de los bienes patrimoniales de carácter arqueológico y monumental. La causa fue la desidia oficial, las consecuencias del boom de la construcción turística y de la expansión especulativa de las grandes ciudades. En muchos pueblos se dejaron caer castillos, palacios e iglesias. En ocasiones, se vendieron bienes muebles a marchantes y traficantes, muchos de ellos extranjeros. Por lo tanto, no es exagerado afirmar que, en esta época, desapareció una parte significativa de nuestra riqueza patrimonial. La que queda, que es aún muchísima, está en situaciones muy desiguales. Esta desigualdad depende del mayor o menor interés que se tiene por rescatar y dignificar los bienes patrimoniales por parte de los ayuntamientos, de las administraciones autonómicas, o de otras administraciones. En muchas ocasiones, este interés viene incentivado por la presión que ejercen grupos de ciudadanos con mayor grado de sensibilidad por la conservación y la correcta valoración del patrimonio cultural. Esta presión social ha sido, en gran medida, la que ha forzado el rescate de aquello que podía perderse.

Pero no es mi intención referirme ahora a la conservación y a la posibilidad de visitar los diversos emplazamientos patrimoniales, o al remozamiento que debe efectuarse en un país que se autocalifica amante de la cultura. Pretendo centrar mi intervención en la valoración y adecuación del patrimonio para un provechoso uso social y, más concretamente, en la posibilidad de convertir los bienes patrimoniales en auténticos y poderosos recursos al servicio de la escuela, al servicio de la educación, y al servicio del ocio cultural, una forma cada vez más popular de ocupar el tiempo libre por parte de la ciudadanía.

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