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Respuesta:
La corrupción desenfrenada en las altas esferas políticas, desde el Fujimontesinismo, Toledismo, Alanismo y recientemente Ollantismo, por la secuencia histórica de los “faneones” y “porque la plata viene sola”, desde hace 30 años es un mal ejemplo que influye en el deterioro de los valores en la sociedad, así tenemos el ascenso de la criminalidad, violencia juvenil, las barras bravas, terrorismo, narcotráfico y drogadicción, protestas violentas con atropello de los derechos ciudadanos, proclividad a la anarquía, impunidad, “coimisiones” en la ejecución de obras y programas sociales, etc. Son signos evidentes de la pérdida de valores en el país.
Son manifestaciones preocupantes en el comportamiento de la juventud y otros segmentos de la población peruana, que se configura en el imaginario colectivo como una aguda crisis de valores. No es difícil observar ciertas manifestaciones preocupantes en el comportamiento social de los peruanos, particularmente en las grandes ciudades como Lima.
Explicación:
EJEMPLOS:
La solidaridad es un valor venido a menos en nuestro país; pues, diariamente ocurren asaltos, agresiones de los delincuentes a personas indefensas para arrebatar sus pertenencias, y esto ocurre a vista y paciencia de observadores que muestran total indolencia.
La práctica de los valores ciudadanos fundamentales como: la honestidad, la toleranciay la responsabilidad están declinando de manera alarmante, dando origen a conductas sociales reprobables como: la corrupción, la agresividad y el atropello del orden social establecido.
El respeto a los derechos humanos ha decaído, una de cuyas manifestaciones es, por ejemplo, considerar que la causa de quien protesta es lo único que vale, aunque para ello se tenga que atropellar los derechos y las libertades de los demás, y negar a la autoridad legítimamente constituida el derecho a gobernar.
La pérdida del sentido del valor de la vida humana, es decir la muerte se ha convertido en un hecho cotidiano, para algunos necesario e inevitable, lo que se expresa en la indiferencia y la curiosidad morbosa que despierta la misma.
La pérdida del sentido del valor de una vida humanamente digna. Vivimos en una sociedad donde un sector significativo de la población sobrevive en condiciones infrahumanas y eso ya no sensibiliza ni afecta a las personas, las asumimos como normales, lo mismo puede decirse respecto al desprecio de grupos étnicos con valores culturales distintos.
Ausencia de una recta comprensión del concepto de libertad, el concepto de libertad a oscilado a lo largo de la historia desde el individualismo hasta una idea colectiva de la misma, en ambos casos se desfigura la naturaleza humana y sus posibilidades de realización.
Inhibición de nuestra realidad social, ya no nos importa hacia dónde nos dirigimos como sociedad, existen instituciones en defensa de la vida y de los derechos mínimos vitales del hombre, pero en un esquema general no se trabaja para tener una meta orientada al desarrollo humano del hombre, es como si a un individuo sólo se le curase de sus males y heridas pero no se le hace crecer, ni desarrollar, ni impulsar, ni acrecentar.
Lo cierto es que la crisis de valores no es independiente ni de nuestra historia ni de nuestra realidad tal cual vivimos actualmente, es decir la violencia estructural que recorre nuestra historia, la falta de democracia y de instituciones sólidas son la base de donde emergen las distintas manifestaciones de la crisis.
La crisis de valores no emerge del individuo aislado que un día rompe sus esquemas de valores y se orienta hacia los disvalores, sino son las propias condiciones sociales las que propician determinados valores en detrimento de otros y son ellas las que desvalorizan las posibilidades de una vida digna para el conjunto de las personas.