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Explicación:
la Gran Guerra, en el siglo XIX.
El Imperio ruso era un Estado inmenso, entre dos continentes, Europa y Asia. Era gobernado de forma absolutista por los zares, que concentraban todos los poderes, decidían sobre la paz y la guerra, decretaban las leyes, nombraban y separaban ministros, y poseían la máxima autoridad religiosa. No existía ninguna institución que limitase el poder de los zares.
El zar Alejandro I había emprendido algunas reformas liberalizadoras a comienzos del siglo XIX, pero la invasión napoleónica arrinconó los cambios. En el año 1821, el zar, temeroso de la llegada de las ideas liberales a Rusia, instituyó la Policía Militar Especial, dedicada a la investigación y represión de los focos subversivos que comenzaban a aparecer en todo el país. Los grandes autores de la literatura rusa sufrieron dicha censura, como Pushkin, Lermontov, Turgueniev, Gogol, Dostoyewski, Tolstoi, o Chéjov. La PME estableció una compleja red de espías, delatores y confidente por todo el Imperio ruso.
Su sucesor, Nicolás I, no sólo olvidó los tímidos intentos de su antecesor, sino que, además, remachó el carácter autocrático del régimen político, reforzando todos los mecanismos de control sobre sus súbditos, la prensa y la universidad, posibles focos de protesta o contestación y de difusión de ideas liberales occidentales. Nicolás fue uno de los monarcas absolutos protagonistas de la Europa de la Santa Alianza.
Para la policía era un delito tener o apoyar las ideas liberales, nihilistas, republicanas, socialistas o defender reformas religiosas. También era peligrosa la ciencia o la filosofía. En el año 1850 se prohibió la enseñanza de la filosofía en la Universidad.
Alejandro II (1855-1881) intentó dar un giro más liberal. Se aflojó el control sobre la opinión pública, se permitieron las discusiones en los salones, se fomentó el estudio y se permitió cierta crítica a la Administración. En el año 1862 se planteó una reforma judicial de signo occidental introduciendo garantías en los procesos y juicios, además de suprimirse las penas corporales. Se crearon los zemstvos, una especie de asambleas representativas en distritos y provincias con competencias en obras públicas, sanidad, correo, iglesias, impuestos y policía.
Por su parte, se dieron algunas medidas aperturistas en la Universidad, como el final de la disciplina militar y la apertura de las clases a más estudiantes, pero éstos siempre inquietos participaron en algunas protestas, provocando que el zar diera marcha atrás en algunas de estas medidas. En el siglo XIX comenzaron los estudiantes a protagonizar protestas en toda Europa.
Pero el hecho fundamental de su reinado fue la abolición de la servidumbre, hecho capital en la Historia rusa y la propia condición humana.
A principios del siglo XIX la sociedad rusa era eminentemente campesina. La servidumbre había surgido a finales de la Edad Media. Con el paso del tiempo las obligaciones de los siervos hacia los señores habían crecido. Existían diversos tipos de servidumbre: siervos domésticos, siervos sometidos a la corvea o trabajo no remunerado, siervos sometidos al pago de una renta, etc.
Durante casi todo el siglo XIX no hubo casi burguesía en Rusia, con la excepción de Polonia, que pertenecía al Imperio. La sociedad rusa, por tanto, tenía una amplísima base campesina y una minoría nobiliaria por encima.
El 19 de febrero de 1861 se publicó un ukase o decreto que abolía la servidumbre y emancipaba a los siervos. Podrían moverse libremente, disfrutar de su casa y de un lote de tierra equivalente al que tradicionalmente trabajaban. Pero durante dos años debían pagar corveas y censos, además de compensar al dueño de la tierra. Para ello, el gobierno otorgaría préstamos.
La liberación no solucionó los problemas de los campesinos por el alto precio que tuvieron que pagar como indemnización. En muchas comunidades de campesinos comenzó a reinar un claro descontento hacia el zar y la nobleza y fue el caldo de cultivo donde caló la oposición del populismo ruso.