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Respuesta:
La biblioteca es la propia sociedad
En Cajamarca existe una Oficina Central en la que participan sólo cuatro personas, dedicadas a las cuestiones más administrativas y técnicas. Considerando la burocracia como una traba nociva, se ha renunciado además a todo tipo de centralismo en la toma de decisiones y en la elaboración de los programas puntuales de trabajo. De esta manera, una oficina sólo constituye una suerte de andamiaje que afianza el movimiento señalado.
La organicidad de la red hace posible este desafío: un conjunto de Comunidades-Bibliotecas Rurales constituye un Sector, a cargo de un Coordinador Sectorial que a la vez es bibliotecario; un conjunto de Sectores constituye una Zona, a cargo de un Coordinador Zonal, que a la vez tiene un Zona y su Biblioteca. El conjunto de Coordinadores Zonales (procedentes de 10 zonas delimitadas en 9 de las 13 provincias del Departamento de Cajamarca), constituye el Consejo Permanente de Coordinación. Este Consejo elige un Coordinador General, campesino como todos los coordinadores y bibliotecarios, el mismo que es ratificado en Asamblea General (la reunión de Bibliotecarios Rurales, Oficina Central, Coordinadores Sectoriales y Zonales).
Así, el punto de partida y de llegada es la propia comunidad. La necesidad de enriquecer los saberes propios sostiene la humildad con que la población campesina acoge al libro. La arrogancia, sabemos, es enemiga de la capacidad de aprender. Los humildes enarbolan esta necesidad de leer porque, como reza un proverbio, "es increíble cuánto tenemos que saber para comprender qué poco sabemos".
Los libros se adquieren de acuerdo a los pedidos de los propios lectores. Y cada vez es más difícil cubrir todas las expectativas, no sólo por los altísimos costos del material, sino por la carencia de libros producidos sobre los temas solicitados.
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