¿qué formas de representar el cuerpo humano y el espacio típicas del Renacimiento reconocen?
¿En qué se diferencian de las formas de representación que existían antes?
Respuestas
Respuesta:
Explicación:
LA EVOLUCIÓN DE LA FIGURA HUMANA EN EL RENACIMIENTO
Vamos a acercarnos, y lo intentaremos de un modo breve y ameno, al estudio de la representación del cuerpo humano (y sobremanera el desnudo), en la pintura, a lo largo del Renacimiento. Sin pretender agotar todas las vías de investigación voy a tratar de ofrecer una visión fluida y original.
Durante la Edad Media, en Occidente, los pintores se inspiraban tanto en la Biblia como en los libros hagiográficos. En algunos casos también mostraban a grandes personajes, como papas, emperadores y soberanos. Así encontramos un amplio abanico de figuras humanas que adornan frescos y tablas.
Sin embargo, estas figuras no logran convencer ni pretenden hacerlo. Las figuras que suelen pintarse de pie o de frente. Inmóviles y en posturas solemnes (hieráticas), portan ropajes que apenas muestran las características físicas y aunque tienen sexo, sus atributos son apenas distinguibles. Igualmente inútil resultaría discernir la belleza de la fealdad en un cuadro pintado entre los siglos V y XIII [1].
Esta falta de realismo estaba asumida. La finalidad de la pintura en la Edad Media no consistía en imitar la realidad. Procuraba la representación de repertorios en donde las personas, la mayoría analfabetas; que los contemplaban, veían representados grandes episodios de la historia o de la historia sagrada. Además, el fin de estas obras, en su mayoría no era otro que el de incitar a los fieles a la devoción [2] y a la contemplación.
Por último, la posición y gestualidad de las figuras representadas. Durante la edad media, Dios y los santos se pintaban de frente, sentados en tronos o solos y de pie. El perfil es menos frecuente y se utilizaba en figuras que supuestamente se desplazaban. En los primeros intentos de dar vida a la figura de la edad media. Encontramos algún gesto como piernas cruzadas o de pies, uno encima de otro[3] que eran posturas incómodas o forzadas y que procuraban no distraer la representación del rostro. Estos primeros ejemplos de realidad física constituyen el sustrato en el que germinará el estudio del cuerpo humano que desarrollamos en este trabajo y que estamos ya en disposición de comenzar.
EL VERDADERO CUERPO
Hasta finales de la edad media, los pintores no se preocuparon por plasmar cuerpos reales. Este cambio, una verdadera evolución que inaugura la edad moderna de la pintura tuvo lugar en la Italia del Trecento [4].
Giotto, entorno al 1300 encarna esta transformación en el modo de pintar las figuras. Creó en sus retablos personajes que llevaban vestidos, modelados con el claroscuro que realzaba sus formas. Eran personajes que “pesaban” en el suelo que pisaban. Las representaciones de la Virgen [5] mostraban ya la figura de una mujer dejando adivinar bajo su vestido unos senos contundentes y unos fuertes muslos. Es ahora cuando atributos como la edad, el cabello, la corpulencia de los personajes permite una diferenciación clara, definitiva. Esto se aprecia en obras como La muerte de San Francisco [6] en la que se nos muestra, en torno a la figura del santo, otras figuras con verdadera personalidad física
El beso de Judas
Por otro lado, y también en este momento, las figuras experimentan emociones que se reflejan en los gestos, sobre todo en obras corales, en las que comparecen muchos personajes. En ellas, cada uno muestra una actitud. Y esto constituye una novedad más. En La muerte de San Francisco el observador comprobará como se muestran actitudes diferentes para cada partícipe de la misma manera que aparecen amplios repertorios posturales: personajes laterales, de escorzo y perfiles. En El beso de Judas [7] resuelve la disposición de múltiples personajes y para ello, produce las primeras tareas de perspectiva. Coloca inteligentemente figuras que se muestran de espaldas, o casi de espaldas y acciones en varios planos. En definitiva, nuevas figuras en la pintura cuyos perfiles ayudan a causar desconcierto, incrementando la sensación de agitación y desorden que produce la escena.
La muerte de San Francisco
En la obra de Giotto descubrimos tal diversidad de gestos y expresiones que podemos decir que manifiestan una riqueza inventiva sin precedentes. De esta manera evita que sus obras cansen la vista, ya que permiten comprender al espectador el estado de ánimo de cada personaje y su función dentro del conjunto.
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