Alguna historia de las emociones o sentinentos
Mientras tanto, la fe salió corriendo y pronto comenzó a volar. Ante el asombro de todos, subió al cielo y se escondió entre las nubes. Nadie podía creerlo, solo la fe era capaz de hacer esas cosas. La generosidad, por
La locura estaba emocionada. Contaba y contaba, hasta que pronto llegó a un millón. Luego se descubrió el rostro y comenzó a buscar a sus amigos. A la primera que encontró fue a la pereza, que estaba a tres pasos de ella. Luego encontró a la pasión y al deseo, que se habían ocultado en el fondo de unos volcanes.
El único que no había logrado esconderse era el amor. Cuando la locura se aproximaba, apenas si tuvo tiempo de parapetarse detrás de unos matorrales. La locura, que no era tonta, se dijo: “el amor es tan cursi, que de
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Este texto defiende que la comprensión histórica de las emociones, entendidas como construcciones culturales, es un programa de investigación necesario pero insuficiente. Sin desmerecer la aportación de la historia cultural al estudio histórico de las experiencias emocionales del pasado, este artículo aboga por sobrepasar los límites de la investigación contextual y encarar, siguiendo los programas de investigación desarrollados de manera independiente por Peter N. Stearns y William M. Reddy, la relación entre las emociones y el cambio social.
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La locura, siempre tan loca, se ofreció para ser la primera en contar. Y comenzó… “Uno, dos, tres…» La verdad no quiso jugar, porque no le veía sentido. Al fin y al cabo iban a encontrarla. La soberbia dijo que el juego era muy tonto y que no quería participar. Lo que le molestaba es que hubiera sido la locura y no ella quien hubiera hecho la propuesta.