¿Cómo entendía el principito el tema de la adultez? ¿Esta manera de pensar es válida en la actualidad?
Respuestas
Respuesta:
El Principito”, de Antoine de Saint-Exupéry, es el primer libro del que tengo memoria haber leído. Me lo regalaron mis padres cuando tenía alrededor de nueve años y me encontré fácilmente cautivado por su encantadora sencillez y sus adorables ilustraciones.
A partir de ese momento, el misticismo que rodea este libro tan peculiar me ha hecho volver a él numerosas veces en los últimos años. Puedo decir con seguridad, que la enseñanza que recibo cada vez que lo leo ha incrementado a medida que voy creciendo. Considero que esto se debe a la ambigüedad de su escrito, dado que ha sido escrito bajo múltiples ópticas. Un niño encontrará un significado, y otro distinto un adulto.
de Saint-Exupéry nos enseña sin disimulo alguno su disgusto hacia los adultos, a las que les llama “gente mayor”, en las primeras páginas del escrito:
“A lo largo de mi vida he tenido multitud de contactos con multitud de gente seria. Viví mucho con personas mayores y las he conocido muy de cerca; pero esto no ha mejorado demasiado mi opinión sobre ellas…” (de Saint-Exupery, 1943, p.2)
Explicación: Según el autor, los adultos, en su mayoría, son personas vagas, aburridas de mente y con pensamientos cerrados. Esto se debe a cómo, a medida que crecemos, nuestra imaginación fantástica disminuye y lo que terminamos conociendo con certeza concluye siendo aquello que podemos ver, sentir o tocar.
El raciocinio de un adulto promedio se limita, en gran parte de las situaciones, a ver la vida de dos posibles maneras, o blancas o negras. Pocos adultos mantienen esa capacidad de asombro, de auténtico disfrute por la vida que es tan característico y distintivo del alma de un niño.
He aquí el problema mayor: La misma experiencia que nos convierte en personas independientes y adultas, amenaza con limitar nuestra percepción de aquello posible o imposible. Es decir, nos quita esa hermosa imaginación que nos dio la vida al nacer. Poco a poco nos vamos despidiendo de aquellos días donde nuestro único deber era ser curiosos y conocer, donde ver algo nuevo nos llenaba de ilusión y al pasar el tiempo continuábamos pensando en lo mismo.
La madurez de un adulto es rígida porque ya formó un criterio y se desprende de ese tesoro que teníamos de niños. Las nuevas y numerosas responsabilidades nos quitan el tiempo y finalmente dejamos que la mente racional dicte nuestros juicios y decisiones, en vez de permitir volar la imaginación y dar nacimiento a nuevas ideas.
Siento que es esto lo que de Saint-Exupéry nos trata de explicar escribiendo este libro. “El Principito” se trata del conflicto y problemas de la mente adulta cuando está confrontada por la claridad y esperanza del pensamiento de un niño; y todo el conflicto personal que ocurre cuando ellas chocan.
A lo largo del cuento nos damos cuenta que El Principito está sufriendo este mismo aprieto. Se está dando cuenta de las vicisitudes de la vida pero las desea racionalizar bajo una óptica infantil.