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El término puercoespín engloba distintas especies de mamíferos roedores pertenecientes a la suborden histricomorfos, así como otros animales tan conocidos como las chinchillas o las cobayas.
Existen dos familias de puercoespín (palabra empleada por las características púas de la piel de este mamífero), los puercoespines del Viejo Mundo y los puercoespines del Nuevo Mundo, aunque en cualquier caso estamos hablando de un mamífero de costumbres nocturnas que no tolera bien las temperaturas frías, motivo por el cual permanece en su cueva durante el invierno.
Características de las púas del puercoespín
Las púas del puercoespín resultan de gran importancia para la defensa y el ataque de este animal; en realidad las púas son pelos modificados que han quedado cubiertos de gruesas placas de queratina y se insertan en la musculatura.
Siempre se ha creído que el puercoespín es capaz de disparar sus púas, pero esto no es cierto, aunque sí se pueden soltar por contacto o bien cuando el puercoespín se sacude.
Una característica importante de estas púas es que cuando se sueltan penetran muy fácilmente la piel de otro animal, sin embargo, son verdaderamente difíciles de extraerse, ¿Por qué sucede esto? Un grupo de científicos estudió este fenómeno y descubrió que la punta de cada púa posee un diminuto pincho orientado hacia atrás, lo que reduce la fuerza de penetración pero maximiza el poder de permanencia.
¿Cómo se defiende el puercoespín?
Cuando el puercoespín se siente amenazado se enrosca sobre su vientre y deja sus púas erizadas y mirando hacia el exterior, las cuales son su mejor mecanismo de defensa ya que cuando penetran en la piel de otro animal son muy dolorosas y pueden causar múltiples infecciones.
Pero además, cuando el puercoespín adopta esta postura también mueve su cuerpo y lo hace temblar voluntariamente, lo que permite que las púas choquen las unas con las otras, emitiendo un amenazante sonido metálico.