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Los franciscanos fueron los primeros frailes en arribar a la Nueva España ... Su ideal de conquista era ganar almas entre los indios, de acuerdo a la ... Tomaron como centro de operaciones la ciudad de Texcoco, en el actual ... a los niños indígenas en el atrio de la iglesia, les hacían aprender la doctrina y las oraciones.
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La vida cotidiana en los conventos de frailes ha sido hasta ahora poco revisada por los historiadores. Una de las razones se debe a que las fuentes para su estudio se encuentran depositadas en conventos aún activos, y su consulta no es fácil. Por otro lado, los intereses han sido diversos; se ha prestado mayor atención a los procesos de evangelización durante la época colonial, a la producción intelectual, a las actividades económicas y productivas, a la participación política, a los aspectos educativos y sociales y a la vida hospitalaria, piadosa y monástica propiamente dicha durante el Virreinato, pero no a las actividades cotidianas referentes a cocinar, a compartir los alimentos y a su almacenamiento.
Este artículo trata de reconstruir, a partir de los libros carta-cuenta, los espacios de elaboración, almacenamiento y consumo de los alimentos en los conventos franciscanos del Querétaro colonial, San Francisco el Grande y La Santa Cruz de los Milagros, usando el enfoque de la historia cultural.
Desde esta perspectiva, las formas de alimentación humana han sido estudiadas aludiendo a los gustos, tradiciones, costumbres, rituales, festividades populares, higiene y concepciones del mundo, aspectos que conocemos como pautas culturales, y que entran en juego para construir una manera particular de comer o alimentarse. Sin duda esta forma de abordar la temática ha enriquecido y estimulado nuevos trabajos.
Al estudiar la cocina de los conventos franciscanos en Querétaro, su larga y rica historia nos introdujo en el recuento de hechos pasados relacionados con prácticas cotidianas vinculadas a espacios especializados para llevar a cabo esas actividades.
Desde el punto de vista arquitectónico, los conventos eran una especie de fuertes autosufi-cientes, que contaban, ente otros espacios, con huerta, aljibes, cámara de almacenamiento de alimentos o despensa, cocina y refectorio.
Las órdenes religiosas, tanto masculinas como femeninas, influyeron con sus procedimientos en la cocina de esta región a través de sus recetas, traídas de ultramar. De igual manera, el calendario litúrgico marcó las nuevas formas de comer según se tratara de la comida cotidiana o la de los días de guardar.
Es interesante conocer, a través de fuentes documentales de la época, tanto la productividad local como las acciones cotidianas relacionadas con la alimentación en los conventos masculinos, para entender mejor la historia de nuestra alimentación.
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