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Dos matemáticos han encontrado un patrón extraño en números primos, que muestra que los números no están distribuidos de forma tan aleatoria como los teóricos asumen con frecuencia.
Los números primos cercanos entre sí tienden a evitar la repetición de sus últimos dígitos, es decir, un número primo que termina en 1 es menos probable que sea seguido por otro que termina en 1 de lo que cabría esperar de una secuencia aleatoria.
Así lo explica Kannan Soundararajan, de la Universidad de Stanford, que informó del descubrimiento con su colega Robert Lemke Oliver en un documento presentado en el servidor arXiv el 11 de marzo.
A pesar de QUE los números primos se utilizan en una serie de aplicaciones, tales como la criptografía, este sesgo 'anti-igualdad' no tiene ningún uso práctico o incluso ninguna implicación más amplia de la teoría de números, por lo que Soundararajan y Lemke Oliver saben. Pero, para los matemáticos, es a la vez extraño y fascinante.
Una regla clara determina exactamente lo que hace a un número primo: es un número entero que no puede ser dividido exactamente por nada, excepto por 1 y por sí mismo. Pero no hay ningún patrón discernible en la aparición de los números primos. Más allá de lo obvio -después de los números 2 y 5, los números primos no pueden ser pares o terminar en 5- parece que hay poca estructura que pueda ayudar a predecir dónde aparecerá el próximo número primo.
Explicación paso a paso: