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Respuesta:
La solución es utilizar formas cilíndricas, que combinan lo mejor de los dos formatos anteriores. Resuelve en parte el problema de apilado de la esfera, ya que se aprovecha el 91% del volumen, y también corrige los defectos de los ortoedros. Pero sobre todo, el cilindro es muy fácil de fabricar.
El proceso de fabricación, como podéis ver en el vídeo, es tan curioso como simple: partimos de una oblea de aluminio de 3 mm que a través de distintos anillos y de elementos que hacen presión van dando como resultado la forma cilíndrica de la lata, cada vez más alta y más fina en su contorno. La parte inferior se somete a una nueva presión con un elemento con acabado de domo que hace que se necesite menos material para la parte inferior y que también distribuye mejor la presión en esa parte.
En la parte superior quedan unas pequeñas estrías del proceso de "estirado" inicial, pero éstas desaparecen con un pulido especial, tras lo cual llega la decoración de la lata. Que es tanto exterior -con los motivos y diseño de cada bebida en particular- como interior -con una capa que protege el aluminio de la bebida y que evita, por ejemplo, que ésta tenga un sabor "metálico".
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