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Respuesta:
Sectores como la economía, el marketing o la publicidad han trabajado tradicionalmente bajo la sospecha de tergiversar nuestra manera de pensar. Pero, ¿qué pasaría si esa tergiversación viniera de nosotros mismos? Pensemos en cuánta información recopilamos antes de tomar una decisión importante.O cuándo fue la última vez en que nuestros deseos a corto plazo dieron al traste con aspiraciones más grandes pero sin beneficios palpables inmediatamente. Detrás de estos comportamientos se esconden los sesgos cognitivos, que influyen en nuestra forma de actuar con la misma naturalidad con la que los pulmones se llenan de aire en cada bocanada.
Respuesta:
Los sesgos cognitivos afectan a nuestro procesamiento de la información al hacer una interpretación errónea e ilógica de la información que tenemos ante nosotros.