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El tiempo
El ritmo de vida dependía de las horas de luz y el tiempo era medido, al menos hasta el siglo XIII, por las campanadas de la iglesia que tocaban cada tres horas, cuando los clérigos debían acudir a uno de sus rezos. La salida del sol daba inicio a la jornada laboral que concluía con la puesta del astro, siendo más larga en verano, más reducida en invierno.
Durante toda la semana el trabajo era un hecho inseparable de los hombres medievales. Los estudios más recientes sobre la vida diaria han revelado que en los siglos bajomedievales se produce una importante revalorización del trabajo manual por parte de la clase no privilegiada que, junto con el desarrollo progresivo de las ciudades, lleva a un importantísimo cambio en las estructuras económicas.
Trabajo medievalDe este modo se producirá una progresiva especialización en las diversas profesiones que además regularán cada vez de forma más concisa los lugares de trabajo -en las ciudades proliferan las calles donde se agrupan los oficios- los tiempos de trabajo, de descanso, etc. hasta que, se lleva a la definitiva sistematización con la entrada del reloj, que permite una nueva comprensión del tiempo. Los primeros relojes se instalan en las torres de las iglesias de los pueblos y ciudades hasta que alrededor del siglo XV, se difunde su uso particular.
El espacio
El otro aspecto, el espacial, es más complicado de delimitar pero podríamos establecer que la proyección espacial del hombre y la mujer medieval era pequeña -aunque creció progresivamente-, la mayoría de la población no había salido del radio de su aldea o ciudad, y es que la distancia se medía por lo que una persona podía caminar.
El que no recorriesen largas distancias favorecía el conocimiento del terreno que les rodeaba, pudiendo exprimir al máximo sus posibilidades, siempre respetando el entorno gracias a la plena integración de éste con la Naturaleza. El ser humano era considerado como el elemento más importante de la Creación que también incluye la tierra, el agua, las plantas o los animales. Además, de la tierra procedían todos los bienes que poseían, de ella dependía su supervivencia.