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Nacemos en familia, crecemos en familia, nos emocionamos en familia y nos reímos en familia... Pero también en familia nos enfadamos, nos frustramos, lloramos... Y es que la familia es toda una escuela, la gran escuela, en la que los niños van desarrollando su personalidad y forjando su identidad.
Padres, tíos o abuelos son la imagen en la que los niños se fijan, por eso es muy importante definir el papel que cada uno ocupa dentro del hogar y dar ejemplo con cada uno de nuestros gestos. Por ejemplo, si queremos que nuestros hijos sean solidarios, nos deben ver a nosotros realizando algún tipo de acto que hable de este valor.
Pero ademas de enseñar desde casa, la familia ofrece a los niños seguridad y protección. Todo esto repercute en su personalidad, y es que de nosotros depende educar y criar a niños seguros y con una buena autoestima, o todo lo contrario. Si en nuestra comunicación diaria utilizamos palabras positivas y empleamos la motivación como una herramienta o recurso para sacar lo mejor de nuestro hijo, le estaremos dando uno de los mejores regalos que puede recibir.
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