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La llegada de 1911, año del Primer Centenario de Independencia de la República del Paraguay, sorprendió a los habitantes de esta patria en plena convulsión política. Las seguidas revoluciones habían colocado en el sillón presidencial al revolucionario coronel Albino Jara, desde el 17 de enero de 1911. La inestabilidad política y social reinante en el tiempo de su corto mandato impidió la realización de actos oficiales en conmemoración de la magna fecha del 14 y 15 de mayo. Jara en el poder hasta el 5 de julio de 1911 pretendió trasladar los festejos al 12 de octubre de 1913, en recordación a la fecha en que el Congreso Nacional había declarado formalmente la independencia del Paraguay. Sin embargo, la juventud estudiosa y la ciudadanía en general organizaron múltiples actividades, como lanzamientos de libros, exposiciones de arte, embanderamientos de edificios, para celebrar los cien años de Independencia en reconocimiento a la gesta libertadora de 1811. Por entonces se calculaba que Asunción contaba con 70.000 habitantes, mientras que en todo el país, los números rondaban los 700.000.
En los pocos diarios asuncenos, desde enero de 1911, aparecían avisos de adhesión al Centenario y anuncios de que los señores Ramón Monte Domecq, primero, y Arsenio López Decoud, después, estaban preparando álbumes gráficos. Ambos materiales fueron impresos en Buenos Aires. El Album Gráfico de la República del Paraguay, de López Decoud, se hizo en los Talleres Gráficos de la Compañía General de Fósforos y el álbum La República del Paraguay en su Primer Centenario, de Monte Domecq, se imprimió con máquinas de la Compañía Sudamericana de Billetes de Banco. Con profusa ilustración fotográfica, los dos trabajos acapararon el interés de los comerciantes, ganaderos, autoridades públicas y gente de sociedad que en su mayoría aparecían en las páginas. Figura en pie de imprenta de ambas ediciones el año 1911, pero se asegura que las mismas comenzaron a circular en 1912.
En el campo artístico, el ceramista español Serafín Marsal preparó bustos y algunas figuras de terracota, y el pintor Pablo Alborno, quien un año antes había empezado a trabajar la serie de retratos de los próceres, lanzó una serie de tarjetas postales impresas en Alemania con fotografías de dichos óleos. Los alemanes Juan Klug y Guillermo de Gruter, editores de tarjetas postales, tampoco desaprovecharon la oportunidad para ofrecer al público atractivos ejemplares conmemorativos.
Se hicieron, además, pines y broches alusivos con la bandera y el escudo nacional para que la gente pudiera lucirlos en el pecho. Las autoridades eclesiásticas acuñaron medallas. Se conocen piezas, en oro y plata, de una artística medalla de la Virgen de Caacupé, con la leyenda de "1811 Primer Centenario de Independencia 1911". Otro signo religioso, sin identificación, hace alusión también a la magna fecha. Entre los objetos recordatorios que se conocen, existen ejemplares de relojes de bolsillo, de oro y en metal común; relojes de mesa, vasos de vidrios, prendedores con el escudo patrio trabajado en esmalte y una serie de estampillas emitidas por el Correo. En su edición del 13 de mayo de 1911, El Monitor, órgano de prensa oficialista, publicó la extensa obra de tinte nacionalista Canto Secular, del poeta Eloy Fariña Núñez, que causó honda emoción en la ciudadanía.
Una mirada a 1911. La exposición Recuerdos del Centenario, organizada en el marco de las celebraciones del Bicentenario de Independencia del Paraguay, se habilitó el martes 3 de mayo, a las 19:00, en el Centro Cultural de la República El Cabildo y se extendió hasta el 10 de mayo de 2011. Contó con un catálogo de lujo que fue distribuido en forma gratuita entre los presentes. lo la memoria]]
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