Respuestas
En septiembre de 2007, Padraig O‟Malley tuvo una idea. El año anterior había sido el
más violento para Irak. La guerra civil era inminente. Haciendo uso de su experiencia
en Irlanda del Norte y Sudáfrica, el veterano conciliador reunió en Helsinki a más de
doce iraquíes ubicados de uno a otro extremo de la brecha sectaria. En abril de 2008
tuvo lugar una reunión de seguimiento “para ampliar la mesa” con un grupo aún más
influyente de iraquíes provenientes de una muestra representativa de la sociedad—
incluyendo al gobierno, a la sociedad civil y a la academia1
. Un ex-jefe del Ejército
Republicano Irlandés y del Congreso Nacional Sudafricano se unieron a las
conversaciones para arrojar luz sobre la resolución de conflictos. El propósito de estas
reuniones informales no era negociar un acuerdo de la noche a la mañana; el objetivo
era que los iraquíes se sentaran a conversar. Tal y como O”Malley pudo identificar en
Irlanda del Norte y en Sudáfrica, las sociedades desgarradas por la guerra podían
despojarse de su desconfianza, construir relaciones y salvar sus diferencias. Al final de
las discusiones, los iraquíes acordaron un conjunto de diecisiete principios que
abarcaban desde el respeto a los derechos de las minorías hasta la reintegración de
ex-baasistas al gobierno. Desde entonces, y aunque todavía no se alcanza la
reconciliación política en Irak, la violencia ha disminuido.
Este tipo de proceso de diálogo ha probado ser efectivo no sólo en lograr una
resolución post-conflicto sino en el abordaje de asuntos transnacionales, tales como el
cambio climático. Por ejemplo, casi la mitad de México es vulnerable a sequías y la
desertificación. Debido al desarrollo desigual del país, el cambio climático afecta en
forma desproporcionada a los pobres, especialmente a aquellos que viven en áreas
densamente pobladas. Para abordar los impactos al desarrollo de esta crisis
inminente, se convocó a un diálogo entre miembros del gobierno y de la academia, la
sociedad civil y el sector privado. El objetivo era alcanzar un acuerdo que redujera las
emisiones de carbono, mantuviera el desarrollo económico, atendiera las
consecuencias socio-ambientales y de seguridad, fortaleciera el marco legal de México
para abordar el cambio climático, educara a la población sobre la importancia de este
asunto y generara cooperación entre el gobierno y la sociedad, confirmando así la
reputación de México en el exterior como uno de los líderes en esta cuestión global.
Las conversaciones, que aún se encuentran en marcha, han tenido un notable éxito.
II. ¿Cuál es la importancia del diálogo?
El diálogo es un proceso incluyente. Tal como lo demuestran las conversaciones
sobre el cambio climático, el diálogo reúne a un conjunto diverso de voces para crear
un microcosmos de la sociedad en general. Para lograr un cambio sostenible, las
personas deben desarrollar un sentido de apropiación común del proceso y convertirse
en partes interesadas en la identificación de nuevos enfoques para abordar retos
comunes.
El diálogo implica aprender y no sólo conversar. El proceso no implica solamente
sentarse alrededor de una mesa sino modificar la forma en que las personas hablan,
piensan y se comunican entre ellas. A diferencia de otros tipos de discusión, el diálogo
requiere que la auto-reflexión, el espíritu de indagación y el cambio personal estén
presentes. Los participantes deben estar dispuestos a tratar las causas fundamentales
de una crisis y no sólo los síntomas que asoman a la superficie. Espero que te sirva bro :)