Actualidad del aborto Por: José-Román Flecha
En su encíclica sobre la vida humana, el Papa ha definido el aborto como “la eliminación deliberada y directa, como quiera que se realice, de un ser humano en la fase inicial de su existencia, que va de la concepción al nacimiento”. El aborto no es un problema nuevo en el mundo. En la antigüedad clásica tanto el aborto como el infanticidio eran bastante habituales. En un papiro fechado el 17 de junio del año 1 a.C. un tal Hilarión escribe a su esposa Alis dándole un consejo terrible: “Si pares, si el crío es varón, lo dejas y, si es hembra lo expones”. Tal vez donde mejor ha sido descrito el aborto, sus indicicaciones y los medios para procurarlo es en una obra titulada Gynecia, publicada a principios del siglo II por Soranos de Efeso. Ya antes de él, el historiador Tácito se asombraba de que las mujeres judías y cristianas se resistieran a abortar en un ambiente donde tal práctica era ya rutinaria. En la Carta a Helvia, Séneca alaba a su madre por no haber querido abortar.
Sin embargo, el tema ha adquirido una nueva actualidad, al saltar a la palestra de las cámaras legislativas, de los medios de comunicación, de la escuela y de la conversación ordinaria. Y ha saltado arropado por los vestidos de los prejuicios o las tomas interesadas de postura. De forma que, a todos los niveles, se hace muy difícil, si no imposible, un diálogo sereno y desapasionado sobre el tema. El debate responde, en el fondo, al anhelo universal de búsqueda de una vida plenamente humana. Y todos los procesos de búsqueda son especialmente aptos para suscitar utopías, apasionamientos, místicas y mesianismo. Siempre en nombre de la mayor libertad y dignidad del ser humano, admitidas como bandera de progreso y liberación.
El debate, además, se presenta como una encrucijada propicia para el choque de valores. Nos encontramos con el hecho de la defensa universal del “respeto a la vida”—norma moral aceptada generalmente por todos--, pero también con el hecho brutal y concreto de que ese pretendido respeto choca a diario con otros valores, tácitamente reconocidos como superiores, al menos en la circunstancia concreta.
Entre esos “nuevos” valores cabría colocar el proceso de emancipación de la mujer, las mayores exigencias de la crianza y la educación de los hijos, el conocimiento y dominio del proceso de la procreación, el reconocimiento del valor autónomo de la relación sexual, la valoración del trabajo profesional femenino. De hecho, en el curso de la polémica sobre el aborto, se ha ido insistiendo cada vez más en “el derecho a elegir”.
Por otra parte, el problema se sitúa en un momento de evidente secularización y socialización de la ética. El razonamiento moral trata de liberarse de anteriores tutelas religiosas y, al mismo tiempo, apela con frecuencia a nuevas normatividades heterónomas, como las basadas en el ordenamiento legal o bien en el consenso social. Desde un punto de vista cristiano habría que afirmar que la vida en gestación es siempre un don de Dios Creador y una muestra más de la naturaleza divina del ser humano. Merece, en consecuencia,
protección absoluta y prioritaria por parte de todos los hombres y mujeres, así como por parte de los poderes públicos.
¿Cuál es la posición del autor sobre el aborto?
Respuestas
Respuesta dada por:
1
la posición es que esta en contra
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