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Respuesta:
El cainismo es un tipo de conducta agresiva observada en algunos animales, principalmente aves rapaces, que consiste en la aniquilación directa del hermano o los hermanos menores por parte de un hermano o los hermanos mayores más fuertes. A partir de entonces pasa a acaparar la comida y atención de sus padres.
Explicación:
Según el Génesis, (el primer libro del Antiguo Testamento) Caín fue el primogénito de Adán y Eva, el primer ser humano nacido fuera del Paraíso y el primer fundador de un asentamiento humano y que se dedicó al cultivo de la tierra. Su hermano menor, Abel prefirió el pastoreo y ambos presentaron ante Dios un presente que cada uno lo dedicó a los productos que cultivaba o con los que trabajaba.
Según dichas escrituras, Dios prefirió la oferta de Abel lo que causó un tremendo arrebato de celos en su hermano mayor, tanto que le llevó a asesinarle. Como consecuencia de este vil acto entre hermanos, Dios desterró a Caín quien vagó por varios territorios hasta asentarse en la tierra de Nod donde edificó la primera ciudad a la cual llamó Enoc, en homenaje al nombre de su hijo.
Todo esto forma parte de los relatos bíblicos que, como todos sabemos, muchos de ellos se han valido de leyendas e historietas para hacer más comprensible y atractiva la palabra del creador a las gentes con ciertas dificultades para creer o entender las cosas de forma directa.
Sea cierta o no la historia relatada, la verdad es que la leyenda bíblica de Caín y Abel ha logrado llegar a todas las esferas sociales en todo continente desde el principio y se mantiene viva en nuestros días como sinónimo de traición y del mal obrar entre hermanos o allegados. Hecho que le hace que logre una mayor validez y credibilidad entre los seres humanos y de ella hayan nacido términos como cinismo o cainita para describir actitudes revanchistas y totalmente reprochables contra los propios compañeros, amigos, compatriotas, etc.
Como la mayoría de los adultos de nuestro entorno he escuchado y empleado este relato y términos para definir situaciones incomprensibles y llenas de vileza en las que las personas son capaces de olvidar y traicionar sus principios, renegar de los lazos contraídos y obrar contra sus compromisos por motivos relacionados con el propio beneficio, la envidia y el egoísmo desenfrenado.
La leyenda puede ser cierta o no, pero lo que sí es patente y claramente demostrable es que casos de este tipo proliferan por doquier y llevan a las personas a situaciones peligrosas arrastrando con ello a todo aquel que confiaba en sus principios y formas de entender la vida.
Surgen en todo ambiente y condición, aunque lo malo de estas actitudes es que cada vez se dan con mayor intensidad y frecuencia entre los políticos y sus correspondientes partidos tanto interna como externamente. Hoy en día ya nada ni nadie es fiable. Basta cualquier atisbo de esperanza en mejorar resultados o encumbrase a cotas mayores, aunque sea a costa de otros para lanzarnos a lo que conocemos como actitudes cainitas.
Es vergonzoso ver, tal y como he publicado en numerosas ocasiones, a los partidos políticos y a sus dirigentes desdecirse de lo dicho, cambiar de criterio y actuar con todo su ahínco en destrozar al que hasta hace poco era su compañero o aliado de ideas, principios y valores.
Tanto es así en España que parece que sea allí donde se fijó la bíblica tierra de Nod en la que Caín se asentó; porque sus genes y forma despiadada –aunque simbólica- de actuar pululan por doquier, pocos reniegan de ellos y cada vez son mayores los ejemplos y consecuencias de tales desaguisados.
Tenemos a un PSOE que sin rumbo fijo en lo que a España se refiere, cambia de discurso a la velocidad del rayo. Lo mismo le da blanco que negro siempre que sus máximos responsables entiendan que dichas posturas, aunque sean totalmente dispares u opuestas, pueden darle cualquier tipo de rédito, por mínimos que estos sean. Cualquier excusa es válida, con tal de desgastar al gobierno que no sea el suyo y presentarse como la panacea o solución de todos los problemas, a cualquier precio y, casi siempre, sin pensar en lo anacrónico de su idea o giro ni en lo que nos costará al bolsillo de cada uno de los españoles. Sus principios son como los famosos de Groucho Marx quien como recordamos se presentó a modo de parodia como el ejemplo de una persona dispuesta a cambiarlos en cualquier momento sin alterarse lo más mínimo.
No quisiera extenderme mucho en este trabajo y por tanto no voy a citar los muchos ejemplos que avalan lo que acabo de decir y porque entiendo que la mayor parte de los que lo lean son conscientes de ellos, aunque algunos no los traten en el mismo sentido o los cataloguen como tales. La mayoría son rastreros y faltos de contenido, solo buscan notoriedad y cierto grado de originalidad, aunque muchos giran sobre el mismo mono tema, desenterrar de forma totalmente selectiva los horrores y errores del pasado por muchos años que hayan pasado desde que en España unos y otros se vieron envueltos en lo peor que puede pasar entre hermanos y vecinos, una guerra civil.