que le interesa conocer a un científico social de los grupos indígenas actuales conviviendo con ellos

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Respuesta dada por: zwyioxplay789
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Héctor de la Peña. Agencia ID - En paralelo, a la pendiente inclusión social, económica y política de las poblaciones indígenas se suman las esquirlas que todavía produce el choque cultural, donde el reconocimiento e intercambio de saberes “tradicionales” con los académico-científicos transitan por sinuosos caminos.

Sin embargo, esos caminos encuentran puntos de intersección que vislumbran la posibilidad de acercar ambos conocimientos y complementarse en situaciones que beneficien a las comunidades indígenas e incluso a otros sectores de la población general.

El del proyecto Conservación, desarrollo, aprovechamiento social y protección de los conocimientos y recursos tradicionales en México, promovido entre otras organizaciones por el Foro Consultivo Científico y Tecnológico y adscrito al Fondo de Cooperación Internacional en Ciencia y Tecnología, al que convocan el Conacyt y la Unión Europea, es un ejemplo de lo que puede hacerse desde la comunidad científico-académica por reencontrar a “ambos mundos” del conocimiento y sacar mejor provecho de su resultados.

Otras experiencias similares discurren por vías paralelas. Es el caso de organizaciones civiles que han acercado nuevo conocimiento a las comunidades indígenas o rurales para que sea adaptado de acuerdo a las propias necesidades de sus pobladores. O desde el ámbito gubernamental, el establecimiento de clínicas públicas que atienden a población indígena y donde convive la medicina “moderna” con la “tradicional”.

¿Conocimiento indígena o tradicional?

Para analizar y emprender acciones en torno al conocimiento indígena primero es necesario definirlo, y en esa cuestión hay versiones, si bien no encontradas, disímiles. Expertos consultados en el tema dan sus versiones.

De acuerdo con Xilonen Luna Ruiz, encargada de la Dirección de Acervos de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), el conocimiento tradicional es transmitido generacionalmente y forma parte del patrimonio de las poblaciones al ser ideológico. “No sólo son prácticas o capacidades, sino que tiene que ver con la intelectualidad de las propias comunidades y está vinculado con el propio territorio, ellos no hacen diferenciación entre naturaleza y cultura, ya que la primera es parte de ellos mismos”.

En tanto, Genner Llanes Ortiz, investigador asociado de la Universidad de Londres y experto en el tema, expone que considerar al conocimiento indígena como tradicional es representarlo estático o inmovilizado, incapaz de transformarse e innovar. Todo lo contrario a una realidad que, asegura, han demostrado las comunidades indígenas a lo largo de su historia a partir del contacto con civilizaciones europeizadas. Sin embargo, “por sus características contextuales se le representa como opuesto al conocimiento occidental o universal, que es el mismo que nosotros llamamos científico”.

Para Horacio Echavarría González, de la comunidad indígena Pime, en el norte del país, el conocimiento indígena nunca se detuvo, y se siguió con la experimentación de, por ejemplo, plantas para saber cuándo cortarlas, cómo suministrarla y de qué forma conservarlas.

“En la actualidad el conocimiento indígena parece mágico, pero de todos esos saberes se hicieron pruebas y experimentos que no fueron documentados. La pregunta ahora es cómo recuperarlos para alimentar el estado del arte”, refirió el representante indígena, quien también se desempeña como titular de la consultora Centro de Estudios Multidisciplinarios en Investigación Intercultural.

Las tres posturas coinciden en un punto: reconocen que el conocimiento indígena responde a su entorno y se construye de manera colectiva, pese a que son pocas personas dentro de la comunidad quienes en verdad lo dominan, tal como también ocurre con el conocimiento académico y científico.

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