Respuestas
fundamentales
#1. El respeto construye nuestras relaciones
Empezamos hablando del respeto porque es, muy probablemente,uno de los primeros valores éticos que adquirimos en la infancia. El respeto es, ni más ni menos, que la base a través de la que se relacionan las personas y la vía para compartir intereses y necesidades en cualquier contexto: trabajo, familia, amistades, estudios…
Es el valor bidireccional por excelencia, pues solo se entiende en ambas direcciones: respeto a los padres u a otras figuras de autoridad, a la naturaleza, a la ley. También ayuda a entender otros valores éticos como la tolerancia o valores humanos como la empatía. Algunos buenos ejemplos para trabajar el respeto si tenemos hijos o queremos tratar este tema en clase como docentes, o, simplemente, combatir el acoso escolar, son películas como Up (Pete Docter y Bob Peterson, 2009), Gru, mi villano favorito (Pierre Coffin y Chris Renaud, 2010) o Babe, el cerdito valiente (Chris Noonan, 1995), donde, además del respeto, surgen cuestiones como la solidaridad, la voluntad, la amabilidad… Para adolescentes y adultos, títulos como American History X (Tony Kaye, 1998) o el clásico Eduardo Manostijeras (1991) de Tim Burton serán perfectos.
#2. La justicia como marco de nuestras relaciones
A diferencia del respeto, la justicia se encarga de ser equitativa con las personas de un modo imparcial y aplicando reglamentos aceptados por el grueso de la sociedad y enfocados hacia el bien común. En este caso, justicia como término, no es más que la concepción que cada época tiene sobre sus normas jurídicas, y aspira a mantener la armonía entre personas y, entre personas e instituciones. Aunque la concepción de lo justo puede variar entre sociedades, en todas ellas existe un marco jurídico y la mayoría de los seres humanos tienen una concepción mental de su significado y una aspiración hacia este tipo de acciones. Libros como Ivanhoe (Walter Scott, 1820), Crimen y castigo (Fiódor Dostoyevski, 1866) o la historia de Antígona, de Sófocles son tres ejemplos clásicos de obras que han tratado en detalle la concepción de justicia y algunos de los problemas cuando las mismas entran en contradicción: justicia social, justicia política, justicia familiar…
263 millones de niños y jóvenes en el mundo no pueden ir al colegio.
#3. Responsabilidad y compromiso
Nuestras sociedades no podrían funcionar sin justicia ni respeto, pero tampoco sin el establecimiento de compromisos y la asunción de responsabilidades. Las personas asumimos, conscientemente, una serie de obligaciones y respondemos ante las consecuencias derivadas en todos los ámbitos de la vida: trabajo, familia, amigos… Desde adoptar a un perro como nuevo miembro de la familia y cuidarlo toda su vida (comida, atenciones, paseos, gastos veterinarios), hasta aceptar un trabajo y realizar esta labor con tenacidad y estabilidad durante toda la duración del contrato. En los últimos años se han popularizado mucho los documentales que denuncian la falta de responsabilidad de entidades públicas o privadas, o de la sociedad en general, como Super Size Me (Morgan Spurlock, 2004) sobre la comida basura en EE. UU. o An Incovenient Truth (Davis Guggenheim, 2006) acerca del proceso de denuncia de Al Gore en relación con las causas y consecuencias del cambio climático.
#4. Honestidad: ser sincero con uno mismo y con los demás
Entre los valores éticos, la honestidad es la que más relacionado está con el resto: con valores como la verdad, la justicia y el respeto. La honestidad es vivir de acuerdo a como pensamos y sentimos, ser coherentes con nuestro pensamiento y modo de vida, y relacionarnos de este modo con el mundo que nos rodea, las cosas que nos suceden y el resto de los seres humanos. Algunos buenos ejemplos son aceptar una equivocación propia o reconocer los méritos ajenos, una película de dibujos como Shrek (Andrew Adamson y Vicky Jenson, 2001) es un buen ejemplo de esto, donde nuestro protagonista hace lo que debe y es sincero con él mismo y con el resto incluso con el contexto en contra suyo.
#5. Libertad, el valor ético por antonomasia
Por último,si existe un valor ético del que hemos oído hablar más que del resto, este es, sin lugar a dudas, la libertad. Desde superproducciones como Brave Heart (Mel Gibson, 1995) a clásicos del cine como Doce hombres sin piedad (Sidney Lumet, 1957) o El hombre que mató a Liberty Valance (John Ford, 1962), o libros como Farenheit 451, de Ray Bradbury, que nos hablan de la libertad de los pueblos, de la libertad individual, de cómo surge y se alcanza la libertad de expresión; y de la búsqueda de la verdad o la libertad de prensa.