Porque las comunidades indigenas y los afrodescendientes han tenido que continuar sus luchas por sus reconocimientos?
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porque no an tenidio un estrudio normal como nosotros an tenido que seguir con sus creencias
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De la mano y como directa consecuencia de lo que algunos han llamado la “emergencia indígena”, desde fines de la década de 1980 y en particular en los años noventa, las cuestiones del interés de los pueblos indígenas y de las poblaciones afrodescendientes han ingresado plenamente en las agendas políticas de los Estados de la región, y han sido y están siendo objeto de políticas públicas específicas. Desde aquellos años, en casi la totalidad de los países de la región se han aprobado y puesto en vigencia instrumentos legales de distinta jerarquía que, junto con establecer diversas formas de reconocimiento de las poblaciones indígenas y afrodescendientes y de los derechos que les serían consustanciales, también han ido dando lugar, en varios países, a cambios en el ámbito de la institucionalidad del Estado. Esto último se ha ido expresando en la creación de agencias estatales especializadas a las que se ha entregado la gestión, coordinación y ejecución de las políticas dirigidas a las poblaciones indígenas y afrodescendientes, y en la definición y puesta en plaza de políticas de diverso alcance y contenido, que les han estado especial y específicamente consagradas. Más recientemente empiezan también a explorarse modalidades y procedimientos que permitan una mayor pertinencia cultural de las políticas y programas estatales de acceso universal. Es una realidad innegable que los indígenas, que continúan reclamando ser reconocidos como pueblos, junto a las poblaciones afrodescendientes, han ido ganando espacio frente a los Estados y constituyéndose en actores protagónicos y sujetos, que no tan sólo objetos, de las políticas que les están dirigidas, ocupando incluso, en varios de los países de la región, cargos directivos del más alto nivel en la institucionalidad del Estado, tanto a nivel de los gobiernos centrales, como en otros niveles jurisdiccionales de la administración. La aun incipiente apertura de estos espacios de participación que, como se ha dicho, ha resultado como consecuencia de las largas luchas indígenas y afrodescendientes, lejos de augurar la resolución de los problemas que afectan a estas poblaciones que exhiben condiciones de vida por debajo de los promedios nacionales, ha permitido la visibilización de las problemáticas que les afectan, así como procesos de diálogo político a los que los pueblos indígenas y las poblaciones afrodescendientes y sus organizaciones concurren con sus propias visiones, prioridades, demandas y propuestas. El desafío de combatir las inequidades sociales y económicas, en especial después de la década de los ochenta y las políticas de ajuste llevadas a cabo en los países de la región, ha CEPAL – Documento de proyecto Pueblos indígenas y afrodescendientes de América Latina y el Caribe llevado a colocar mayor énfasis en la focalización de acciones, gestiones e inversiones en los grupos considerados más vulnerables –dentro de los cuales se incluyó a los pueblos indígenas y afrodescendientes, a la par de los pobres en general, de las mujeres, los niños y los discapacitados– y en el despliegue de iniciativas orientadas a identificar los principales problemas y a establecer metas para su superación. Estas políticas de focalización del gasto y la intervención del Estado en los sectores sociales más vulnerables, crearon la necesidad de diseñar sistemas cada vez más eficientes para el levantamiento, acopio y procesamiento de información relativa a estos pueblos. Por otra parte, la creciente presión de los pueblos indígenas y de las poblaciones afrodescendientes por ser reconocidos y gozar de espacios de participación en la gestión de los asuntos que les conciernen y comprometen su calidad de vida, patrimonio territorial y cultural, también han ido permitiendo que a nivel del Estado se haya iniciado un proceso de desarrollo de indicadores política y culturalmente pertinentes; aunque en una etapa muy incipiente.
La irrupción de los pueblos indígenas y de las poblaciones afrodescendientes en el espacio de lo público, como realidades culturales, políticas e históricas en nada comparables ni asimilables a otros grupos vulnerables, ha estado crecientemente acompañada de una demanda porque el Estado defina e implemente políticas específicas hacia estas poblaciones, y dote de mayor pertinencia a aquellas otras políticas y prácticas estatales que afectan al conjunto de las poblaciones de los países.