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Explicación:
En las 8.900 hectáreas del páramo de Guacheneque, donde nace el río Bogotá o Funza, habitan cerca de 172 especies de árboles y arbustos nativos, las cuales van cambiando de porte, tamaño, dimensión y color con el incremento de la altura.
La totalidad de esas hectáreas conforman una reserva forestal que tiene a cargo la autoridad ambiental del río, la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR).
Aunque las cuatro especies de frailejones (girasol, botón colorado, frailejón y del páramo) son su mayor atractivo, quien tenga la oportunidad de visitar la reserva bien puede salir con la cura de cualquier dolencia, enfermedad o mal que lo aqueje.
Cientos de matas con poderes curativos se asientan sobre los senderos del páramo, una farmacia más surtida que la misma canción del yerbatero moderno de Celia Cruz, Yerberito.
Las hay como en botica, según la tradición de los curanderos campesinos que heredaron su conocimiento de los muiscas: para el estrés, la taquicardia, el cáncer, el asma, la epilepsia, la vena várice, la tos, los cólicos, los moretones y hasta el estreñimiento.
Estas son las propiedades curativas que, de acuerdo con los saberes indígenas y campesinos, tienen las plantas de páramo que se encuentra en el nacimiento del río Bogotá.