• Asignatura: Religión
  • Autor: valentinaoliveros110
  • hace 8 años

escribe las acciones que Dios hace en favor del pueblo de Israel

Respuestas

Respuesta dada por: vm130017
4

Pueblo mío, atiende a mi enseñanza;

¡inclínate a escuchar lo que te digo!

2 Voy a hablar por medio de refranes;

diré cosas que han estado en secreto

desde tiempos antiguos.

3 Lo que hemos oído y sabemos

y nuestros padres nos contaron,

4 no lo ocultaremos a nuestros hijos.

Con las generaciones futuras alabaremos al Señor

y hablaremos de su poder y maravillas.

los guió con una nube,

21 Cuando el Señor oyó esto, se enojó;

¡su furor, como un fuego,

se encendió contra Jacob!

22 Porque no confiaron en Dios

ni creyeron en su ayuda.

23 Sin embargo, Dios dio órdenes a las nubes

y abrió las puertas del cielo;

24 ¡hizo llover sobre su pueblo el maná,

trigo del cielo, para que comieran!

25 ¡El hombre comió pan de ángeles!

¡Dios les dio de comer en abundancia!

26 El viento del este y el viento del sur

soplaron en el cielo;

¡Dios los trajo con su poder!

27 Hizo llover carne sobre su pueblo;

¡llovieron aves como arena del mar!

28 Dios las hizo caer en medio del campamento

y alrededor de las tiendas de campaña.

29 Y comieron hasta hartarse,

y así Dios les cumplió su deseo.

30 Pero aún no habían calmado su apetito,

todavía tenían la comida en la boca,

31 cuando el furor de Dios cayó sobre ellos

y mató a los hombres más fuertes.

¡Hizo morir a los mejores hombres de Israel!

32 A pesar de todo, volvieron a pecar;

no creyeron en las maravillas de Dios.

33 Por eso Dios puso fin a sus vidas

como si fueran un suspiro

y en medio de un terror espantoso.

34 Si Dios los hacía morir, entonces lo buscaban;

se volvían a él y lo buscaban sin descanso;

35 entonces se acordaban del Dios altísimo

que los protegía y los rescataba.

36 Pero con su boca y su lengua

le decían hermosas mentiras,

37 pues nunca le fueron sinceros

ni fieles a su alianza.

38 Pero Dios tenía compasión,

perdonaba su maldad y no los destruía;

muchas veces hizo a un lado el enojo

y no se dejó llevar por la furia.

39 Dios se acordó de que eran simples hombres;

de que eran como el viento, que se va y no vuelve.

40 ¡Cuántas veces desobedecieron a Dios

y le causaron dolor en el desierto!

41 Pero volvían a ponerlo a prueba;

¡entristecían al Santo de Israel!

42 No se acordaron de aquel día

cuando Dios, con su poder, los salvó del enemigo;

43 cuando en los campos de Soan, en Egipto,

hizo cosas grandes y asombrosas;

44 cuando convirtió en sangre los ríos,

y los egipcios no pudieron beber de ellos.

45 Mandó sobre ellos tábanos y ranas,

que todo lo devoraban y destruían;

46 entregó a la langosta las cosechas

por las que ellos habían trabajado.

47 Con granizo y escarcha

destruyó sus higueras y sus viñas.

48 Sus vacas y sus ovejas murieron

bajo el granizo y los rayos.

49 Dios les envió la furia de su enojo:

furor, condenación y angustia,

como mensajeros de calamidades.

50 ¡Dio rienda suelta a su furor!

No les perdonó la vida,

sino que los entregó a la muerte;

51 ¡hizo morir en Egipto mismo

al primer hijo de toda familia egipcia!

52 Sacó a Israel como a un rebaño de ovejas;

llevó a su pueblo a través del desierto.

53 Los llevó con paso seguro

para que no tuvieran miedo,

pero a sus enemigos el mar los cubrió.

54 Dios trajo a su pueblo a su tierra santa,

¡a las montañas que él mismo conquistó!

55 Quitó a los paganos de la vista de Israel;

repartió la tierra en lotes entre sus tribus,

y las hizo vivir en sus campamentos.

56 Pero ellos pusieron a prueba al Dios altísimo

rebelándose contra él

y desobedeciendo sus mandatos;

57 pues, lo mismo que sus padres,

lo abandonaron y le fueron infieles;

¡se torcieron igual que un arco falso!

58 Lo hicieron enojar con sus altares paganos;

adorando ídolos, lo provocaron a celos.

59 Dios se enojó al ver esto,

y rechazó por completo a Israel,

60 y abandonó el santuario de Siló,

que era su casa entre los hombres.

61 Permitió que sus enemigos capturaran

el símbolo de su gloria y su poder.

62 Tan furioso estaba contra su pueblo,

que los entregó a la espada del enemigo.

63 Los muchachos murieron quemados;

¡no hubo canción de bodas para las novias!

64 Los sacerdotes murieron a filo de espada,

y sus viudas no los lloraron.

65 Pero despertó el Señor, como de un sueño,

como guerrero que vuelve en sí del vino,

66 y derrotó a sus enemigos, y los hizo huir;

¡los cubrió de vergüenza para siempre!

67 Rechazó además a la casa de José,

y no escogió a la tribu de Efraín;

68 eligió en cambio a la tribu de Judá

y a su amado monte Sión.

69 Construyó un santuario, alto como el cielo,

y lo a

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