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El sistema de distribución de tierras implementado por el gobierno de ocupación haitiano hizo posible el surgimiento del campesinado dominicano, una nueva clase social que pasó a ser la mayoritaria en la estructura social de República Dominicana, si se toma en cuenta que la población dominicana no pasaba de 100 mil personas, con un promedio de alrededor de 4 miembros. Con la medida adoptada por Boyer de liberar más de 10,000 esclavos y distribuir la tierra confiscada a la Iglesia y a terratenientes que emigraron del país hacia Cuba, Puerto Rico y Venezuela, alrededor del 40% de la población adulta pasó a ser propietaria de la tierra.
Todos estos cambios fortalecieron el desarrollo del comercio y el crecimiento económico de la pequeña burguesía, grupo social que sería el sostén de la Independencia Nacional, por las grandes facilidades otorgadas por el gobierno de Boyer a nacionales e inmigrantes de diferentes países para adquirir propiedades y desarrollar sus plantaciones.
Ese crecimiento se pone de manifiesto en la existencia de grandes comerciantes consignatarios, cuyas patentes de comercio oscilaban entre 23 y 389. En ese sentido, se puede destacar que Juan A. Billini tenía 389 patentes, Rotschild & Coen 150 patentes, Thomas Lawrence 116, Levy el Fils 95 patentes, Levy hijo Mayor 94 patentes, S. Rotschild 44 patentes, Alejandro Victoria 23 patentes y otra decena de grandes comerciantes.
De igual modo, había pequeños y medianos comerciantes, los cuales también adquirieron patentes para realizar sus actividades, mayoritariamente dominicanos o haitianos, entre los que destacan Esteban Mejía con 453 patentes, Juan P. Fuccinet con 288 patentes, Pedro Garabito 201 patentes, José del Orbe 159 patentes, José A. Rixo 156 patentes, Ramón Montaño 130 patentes, Juan Sierra 117 patentes, Juan F. Amiama 94 patentes, Martín Mota 66 patentes, Antonio Nicolás 32 patentes y Juan de la Cruz 12 patentes, entre otros.
La mayoría de los grandes comerciantes establecidos en la parte Este eran consignatarios que recibían desde el exterior mercancías desde los países desde donde provenían para suplir el mercado interno de Santo Domingo por intermediación generalmente de pequeños y medianos comerciantes. Esto demuestra que había una estrecha relación entre los grandes comerciantes o burguesía mercantil y los pequeños y medianos comerciantes o pequeña burguesía urbana.
Los grandes comerciantes consignatarios reciben el nombre de comerciantes mayoristas, los cuales recibían mercancías provenientes de Europa y Norteamérica, al tiempo que encargaban de colocar en el exterior las maderas y el tabaco producido en Santo Domingo, por intermediación de Saint-Thomas, que era una colonia receptora y suplidora del capitalismo mundial, donde existían grandes casas comerciales, sucursales de casas comerciales europeas; mientras que los pequeños y medianos comerciantes reciben el nombre de comerciantes al detalle o detallistas, los cuales se dedicaban a vender de forma directa a los consumidores o a revendedores, que vendían esas mercancías a otras personas.
A través de ese comercio se producía un intercambio desigual entre las naciones capitalistas de Europa y Norteamérica con Santo Domingo, así como entre los grandes y pequeños y medianos comerciantes. Las naciones capitalistas explotaban a Santo Domingo mediante un intercambio comercial desigual y los grandes comerciantes, a su vez, explotaban a pequeños y medianos comerciantes a través de la transferencia de los impuestos aduaneros o arancelarios que se les imponían a sus mercancías.