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Respuesta:
Con lengua brava y parlera
y el corazón de alfeñique,
el comendador Manrique
escogió bestia ligera
y dio tan gran correndera
fuyendo muy a deshora
que seis leguas en una hora
dejó tras sí la barrera.
Explicación:
Diciendo; “¡Guarda, Herrera!”,
bullendo como garduña
asomó Pedro de Acuña
con una falsa grupera,
mas la su lanza lardera,
pintada, garrida, ufana,
a Dueñas volvió tan sana
cual salió de la lancera.
A ti, fraile bujarrón,
Álvaro Pérez Orozco,
por ser de los de Faraón
en la nariz te conozco,
y es tan grande que me asombra
y a los diablos del infierno,
que hace en el verano sombra
y rabos hace en invierno.
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