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Respuesta:
La nube y el acuerdo:
El invierno estaba siendo muy largo. Mateo, Lucas y Simón llevaban ya muchos días jugando en casa. La temperatura parecía subir y los días empezaban a ser más cálidos. Sin embargo, la lluvia no daba muestras de querer dar una tregua. Los tres amigos pasaban horas mirando por la ventana esperando ver aparecer el sol y poder salir a la calle para montar en sus nuevas bicicletas.
Lucas, cansado de tanta espera, decidió poner en práctica uno de los tantos consejos que le daba su abuelita.
- Saldremos y hablaremos con la señora Nube. Mi abuelita siempre me dice que “hablando se entiende la gente” - dijo.
Fue entonces cuando Mateo, Lucas y Simón se pusieron sus chubasqueros y sus botas de agua. Estaban preparados para dialogar y alcanzar un acuerdo con la señora Nube. Corrieron bajo la lluvia y llegaron al parque. Desde allí alzaron la mirada al cielo y llamaron a la señora Nube.
- ¿Qué queréis de mí? - contestó la señora Nube.
- Queremos que dejes de llorar - respondió Simón.
- Pero crear agua para regar los campos y mojar la tierra es mi trabajo - explicó la señora Nube.
- Y nosotros queremos poder montar en nuestras bicicletas - se quejó Mateo.
- Eso sería estupendo, porque desde aquí arriba me divierte mucho veros jugar en el parque. Vuestras risas me ponen muy contenta - dijo la señora Nube.
- ¿Y cómo lo podemos hacer? No queremos que los campos y ríos se queden sin tu agua - se preocupó Lucas.
- Tengo una idea. Acordaremos establecer unos turnos. Yo crearé lluvia un rato y vosotros podréis jugar a saltar en mis charcos. Y, después, me tomaré un descanso para que podáis montar en vuestras bicicletas - explicó la señora Nube.
Todos estuvieron de acuerdo y se pusieron muy contentos. Lucas, Mateo y Simón no sólo iban a poder echar carreras con sus bicicletas, sino que además habían aprendido que hablar y dialogar con la señora Nube había sido la mejor solución a su problema.
Explicación: