Respuestas
Respuesta:
porque
Explicación:
de gases, descomposición y neoformaciones, entre
muchos otros procesos.
La evolución del suelo es constante bajo condiciones propicias, pero con lapsos que fluctúan de cientos a
miles de años requeridos para la formación de algunos
centímetros. Este largo periodo hace que se considere
al suelo como un recurso natural no renovable.
La importancia ambiental de los suelos
Como sociedades cada vez más urbanas, sin contacto
con la naturaleza, perdemos de vista la importancia de
los suelos para nuestra supervivencia y prosperidad. Sin
embargo, en todos los ecosistemas, los suelos cumplen
con importantes funciones de las cuales se derivan
servicios ambientales indispensables para el sostenimiento tanto del ecosistema como de la vida humana
(figura 1). La función más conocida es la de soporte
y suministro de nutrientes a las plantas. De ahí que la
degradación del suelo esté considerada como el mayor
problema ambiental que amenaza la producción mundial de alimentos (PNUMA 2000) y una de las principales
amenazas para el desarrollo sostenible de los terrenos
agrícolas (Castillo 2004). No obstante, el suelo cumple
con otras funciones igualmente trascendentes, como la
de constituir un medio filtrante que permite la recarga
de los acuíferos, influyendo también en la calidad del
agua. Asimismo constituye el medio donde se realizan
ciclos biogeoquímicos necesarios para el reciclaje de los
compuestos orgánicos. Como resultado de este proceso,
se estima que el contenido de carbón almacenado en
el primer metro del suelo es 1.5 veces mayor a aquél
acumulado en la biomasa (Sombroek et al. 1993),
constituyendo la tercera fuente más importante de carbono (Lal 1999). Este secuestro de carbono en el suelo,
reduce su liberación a la atmósfera como CO2
, uno de
los principales gases “invernadero” responsables del
cambio climático (Kern y Johnson 1993).
Según sus características, el suelo funciona también como hábitat para una miríada de organismos,
desde células microscópicas a pequeños mamíferos
y reptiles, manteniendo una amplia biodiversidad.
Finalmente, en los ecosistemas urbanos, el suelo juega
un papel fundamental como material de construcción
y como cimiento para la infraestructura urbana (Brady
y Weil 1999). En estos ecosistemas, se reconoce cada
vez más la importancia del suelo antrópico en las
zonas urbanas como soporte para sus áreas verdes y
para la recarga de acuíferos (Huinink 1998).
La importancia de los suelos para el sostén de la
vida humana ha sido reconocida durante el último
medio siglo con la aparición de la Organización de las
Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación
(FAO) y de decenas de otras instituciones internacionales y nacionales, que año tras año alertan sobre la
degradación y sus repercusiones en el mantenimiento
de la biodiversidad, la mitigación de la pobreza y la
seguridad alimentaria.
Estas características y funciones de los suelos
determinan que la conservación de este recurso debe
buscar el mantenimiento y la recuperación de su
calidad, entendida como la capacidad para funcionar dentro de los límites naturales, para sostener la
productividad de plantas y animales, mantener la
calidad del aire y del agua y sostener la salud humana
(Karlen et al. 1997).