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Respuesta:
Si nos ponemos a pensar, es prácticamente imposible definir uno de estos conceptos sin aludir directa o indirectamente al otro. Lo normal y anormal no son dos entes diferentes: ambos forman parte de una totalidad que engloba numerosos aspectos de la conducta humana.
Por lo general, en Psicología las definiciones de lo normal suelen girar en torno a cuatro dimensiones:
Relacionado con la salud. Entendiendo lo normal como lo contrario a la enfermedad, la ausencia de signos y síntomas.
Entendido como medida estadística. En estos casos, el modelo de sociedad se establece a partir de la conducta mayoritaria. Lo normal pasa a ser todo aquello que la población manifiesta con más frecuencia según la edad, raza, origen, nivel socioeconómico, etc. De este modo, lo normal sería el “ideal”, mientras que lo anormal implicaría una desviación de la norma.
Un ejemplo simple: está bien lavarse las manos, y es “normal” hacerlo. Sin embargo, hay personas que lo hacen compulsivamente, incluso sabiendo que sus manos están limpias. Ahí sí puede hablarse de una desviación de lo normal, entendiendo que se trata de un trastorno obsesivo compulsivo.
Como un proceso dinámico, que puede retornar a un equilibrio. Esta apreciación se origina por las corrientes conducticios, que entienden que la forma de comportarse de las personas es consecuencia de ciertas experiencias significativas para su personalidad. Estas experiencias son las que determinan la adaptación (normalidad), o la presencia de patología en las personas.
Como el ideal a realizar. Fundamentado en las teorías de Freud, y entendida como “una mezcla armoniosa y perfecta” de los distintos elementos de la mente: el yo, el ello y el súper yo). Para estos planteos, lo normal es una utopía a alcanzar.
Explicación:
Lo normal pasa a ser todo aquello que la población manifiesta con más frecuencia según la edad, raza, origen, nivel socio económico, etc.
De este modo, lo normal sería el “ideal”, mientras que lo anormal implicaría una desviación de la norma.