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Respuesta:
Portada Libro El colibrí y la luna
Explicación:
donde la humanización cabalga briosa con las imágenes a cuestas. Un colibrí enamorado locamente de la majestuosa luna, como todo enamorado enfrenta lo posible y lo imposible para conseguir ser el Otelo de aquella dama situada en las alturas, no solamente de la vista, sino también de su conformación física.
“La luna tan hermosa, aparecía todas las noches acompañando al dios Cielo. Colibrí y la luna no dejaban de mirarse”.
Observamos que el texto comienza con una humanización lo cual permite que el lector navegue inmediatamente en el mar de las cosas que a simple vista parecieran dotados de sentido común, así el Colibrí y la Luna tienen visión, olfato, tacto, gusto, oído y voz, son nuestros hermanos que nos tratan de tú a tú.
Tanto niños como adultos está impregnado de sencillez, no necesitamos de esforzarnos para su comprensión: “Un día de mayo se hablaron por primera vez y noche tras noche prosiguió una charla animosa y así creció entre ellos un gran amor”. El cuento es lineal, es decir que los hechos siguen un camino que transita una especie ruta preestablecida, es como si el destino hubiera creado a estos personajes, tal para cual.
No en vano la creadora Mireya Tabuas en su trabajo: ¿DE QUÉ SE OCUPA LA LITERATURA INFANTIL?; nos explica: “Creo que la literatura es un espacio para la representación, la ficcionalidad, la revelación de sí mismo, para lo lúdico y también para lo doloroso, para el miedo, para la felicidad y la infelicidad. Para la vida: Incluso para la muerte. Y un libro es para tenerlo al lado, para que sea un pana. Creo que bajo esos parámetros debe verse la literatura infantil”.
La pareja idílica conversan de cuando en cuando donde él le cuenta algunos pormenores de sus travesías diarias, de su andar por la tierra acompañado del aire, las nubes, la libélula, …” de cómo se quedó atrapado en una tela de araña y cómo hizo para escaparse de las flores de las Pampas de Nazca y del aroma dulce de las guayabas”.
Todo lector que tome ante sus ojos este texto enseguida se transformará en un cómplice en potencia, será un niño o niña que desearan crecer inmediatamente para conseguir rivalizar
Luna y sol Rufino Tamayo (1899-1991)
con el Colibrí y la Luna, porque del amor dudo que alguien escape, ya sea maternal como marital. Es que vivimos enamorados locamente de nuestras esperanzas o realidades. Los adultos nos hacemos niños, la metáfora florece y muchas veces llega hasta el cielo, hasta el corazón.
Este Colibrí nos descansa en su regodeo amoroso, y ya Ruben Darío y García Lorca lanza sus expresiones poéticas a su Julieta: “Luna, tu blancura es un espejo donde sólo yo puedo ver tu corazón”, “Luna, tu sonrisa ilumina mis mañanas porque la guardo en mi iris”, “Luna, tus hoyitos son los besos que te he dejado en otras vidas”; “Ya lo discutimos en el amanecer, que el único momento que estamos más cerca el uno del otro, pero ese tiempo se vuelve un suspiro porque es hora en que ella se va a dormir”.
Es la inigualable creatividad que prolonga la palabra hasta lugares infinitos, cosa que tiene que saber y experimentar todas las veces posibles el creador, porque ignoraríamos los preceptos del estudioso Bruno Bettelheim, cuando afirma: “Para el niño no hay ninguna división clara que separe los objetos de las cosas vivas; y cualquier cosa que tenga vida la tiene igual que nosotros. Si no comprendemos lo que nos dice las rocas, los árboles y los animales es porque no armonizamos suficientemente con ellos. Para el pequeño que intenta comprender el mundo, es razonable esperar respuestas de aquellos objetos que excitan su curiosidad”.
Es lo que vemos claramente retratado en LA COMUNIÓN DEL COLIBRÍ, una auténtica empatía recorre las páginas y así los personajes conviven y alcanzan una conexión que va desde lo exterior hasta lo interior: “El amor es común para todos y se une por sí solo”, “Grillo se quedó mudo y abstraído por las de su pequeño amigo”; “Un manto anaranjado cubría
Oleg Zhivetin, Uzbequistán (1968) – Luna
completamente el azul del dios Cielo haciéndolo majestuoso”; “Subía y subía, con gran emoción de verse tan cerca a ella”; “Adiós Colibrí, le dijo el Cóndor potente y cortés, a dónde vas tan arriba y de prisa”; “A los brazos de la Luna amigo Cóndor, dijo siguiendo su vuelo veloz”; “Buen viaje, le espetó el Cóndor”:
El libro continúa su historia dando como fruto que el personaje alcanza su meta, con el inconveniente que el Colibrí le falla el corazón y la enamorada viendo tal cuestión lo toma y lo llena de palabras, pero ya era tarde, como premio lo hace gigante como ella y con su mismo resplandor para que el universo siempre lo viera y recordáramos todo lo que puede realizar el amor cuando es verdadero.
Respuesta:
Era ya la media noche y el bosque era negro como el carbón , cuando en la lejanía observe a una hermosa doncella blanca como la luna llena, pero, cerré los ojos por un segundo y ya no había nada, me morí mil veces y me fui a casa volando como un rayo, llegue, y no sentía nada y sentía todo, al encontrarme solo y sin nadie, me pregunte será mi imaginación y recordé a mi esposa con sus rubios cabellos de oro y diamantes brillantes, la cual todas las mañanas me decía que me quería tanto y reia a carcajadas ja, ja, ja, ja, ja y cantaba lala, lala, lala, lala, lala, ella era muy hermosa lo que más me gustaba era su cabello de oro, era la luna sonriendo desde lo alto del cielo, la naturaleza es sabia, me acosté pensando en ella y me acorde de aquella mujer del bosque, me volví a dormir.
Explicación: