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Estos dos tipos de intereses difieren mucho entre sí, y sabiendo utilizar uno de ellos podemos hacer crecer nuestro dinero de gran forma.
Primero debemos entender el concepto de cada uno.
El interés simple es el que obtenemos producto de una inversión hecha un cierto período (ej: meses, años, etc), y se deben solo al capital inicial. En este tipo de inversiones los intereses o “ganancias” generados en ese período que tenemos son retirados.
Por ejemplo: hago una inversión de $1000 que me genera una rentabilidad (ganancia) del 10% anual, es decir $100.
Siguiendo el concepto de interés simple, en el primer año gané $100 y los retiré. Mi inversión al segundo año también me generará otros $100. En este caso el capital que invertí será siempre el mismo ($1000).
El interés compuesto es aquel en el que los intereses generados en el período se suman al capital del período anterior y se vuelven a reinvertir. En este caso no se retiran o pagan, haciendo crecer el capital.
Por ejemplo: hago una inversión de $1000, que genera la misma rentabilidad (10%) anual.
Al final del período 1, tendré $1000 + $100 de intereses, por lo que en el período 2 comenzará con $1100 de capital.
Al final del período 2, tendré $1100 de capital inicial + $110 de intereses = $1210.
Al final del período 5, siguiendo el concepto de interés compuesto en total $1610,51, un valor superior al de interés simple ($1000 + $500 de interés).
A medida que va pasando el tiempo el capital aumenta de gran forma.
A continuación les presento una tabla para ver cómo aumenta un capital de $1000, con un interés de 10%.