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Respuesta:Es verdad que no salgo de mi casa, pero también es verdad que sus puertas están abiertas día y noche a los hombres y también a los animales. Otra especie ridícula es que yo, Asterión, soy un prisionero. Semejante al carnero que va a embestir, corro por las galerías de piedra hasta rodar al suel, mareado. Me agazapo a la sombra de un aljibe o a la vuelta de un corredor y juego a que me buscan.
Pero de tantos juegos el que prefiero es el de otro Asterión. Sin embargo, a fuerza de fatigar patios con un aljibe y polvorientas galerías de piedra gris, he alcanzado la calle y he visto el templo de las Hachas y el mar. Eso no lo entendí hasta que una visión de la noche me reveló que también son catorce los mares y los templos. Cada nueve años entran en la casa nueve hombres para que yo los libere de todo mal.
Oigo sus pasos o su voz en el fondo de las galerías de piedra y corro alegremente a buscarlos. Si mi oído alcanzara los rumores del mundo, yo percibiría sus pasos. Ojalá me lleve a un lugar con menos galerías y menos puertas. ¿Será un toro o un hombre? ¿Será tal vez un toro con cara de hombre? ¿O será como yo?.
Explicación:espero que te sirva
Respuesta:
La historia toma la forma de un monólogo, La Casa de Asterión tiene un inicio donde insinúan que algunas declaraciones difamatorias, como son las arrogantes, misantrópicas o locas, son falsas. Asterión describe su casa en detalle: no tiene puertas cerradas, tiene muchos pasillos y habitaciones, piscinas y patios.
Asterión explica cómo pasa sus días solo, corriendo por los pasillos, fingiendo dormir y a veces pretendiendo que “el otro Asterión” ha venido a visitarlo y le ha dado un recorrido por la casa.
Los detalles que describe el infinito de su casa son descritos por Asterión, la compara con el universo y sugiere que puede haber creado el mundo y haberlo olvidado. Finalmente, menciona a otras personas, nueve hombres, que vienen cada nueve años “para poder librarlos del mal”, y cuyos cuerpos deja en espacios vacíos para separarse unos de otros.
Asterión especula sobre su propia muerte y está conscientemente esperando que venga su “salvador” que lo sacará de su casa infinita. La historia termina con una frase de Teseo: “¿Lo creerías, Ariadna?, El Minotauro apenas se defendió”. Con estas palabras, reveló al lector que Asterión es, de hecho, el Minotauro de Creta.
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