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Explicación:Para explicar la infelicidad del chileno promedio, particularmente de los habitantes de ciudades como Santiago, donde en sólo 12 años aumentó 470% el consumo de antidepresivos, debemos señalar que Chile ha sido el país que ha abrazado con mayor determinación el neoliberalismo en la región (o que ha sido el país que ha sido obligado a adoptar esta ideología).
El neoliberalismo ve la competencia como el factor definitorio de las relaciones humanas. Redefine a los ciudadanos como consumidores, cuyas elecciones democráticas son mejor ejercidas comprando y vendiendo, un proceso que recompensa el mérito y castiga la ineficiencia. Mantiene que «el mercado» reparte beneficios que nunca pudieron haber sido logrados con sólo planearse
Esta supuesta fiesta abundante de la libertad produce una inversión de los valores, los cuales son dictados por el mercado (no sólo los valores económicos) y «la inequidad es reformulada como virtuosa» ya que en el libre mercado «cada quien obtiene lo que merece». A su vez, para aspirar a obtener los bienes que promete esta ideología y mantener la máquina trabajando a un ritmo cada vez más acelerado, es necesario que el ciudadano asuma el rol esencial de consumidor y que la economía siga creciendo y siga entregando resultados estadísticos, los cuales se cree que pueden intercambiarse por la realidad material.
En Chile se ha implementado con singular devoción el mandamiento del neoliberalismo: el crecimiento económico a toda costa. Los chilenos sufren esta visión del mundo, y son algunos de los ciudadanos del mundo más endeudados (73% de los hogares vive endeudado). La deuda, ese tener que cumplir con los pagos y plazos, hace que una persona viva y dedique todas sus energías a ganar dinero, eleva el dinero a un nivel de importancia superior al que realmente tiene, equiparándola con la moneda de cambio de la felicidad y la libertad. Asimismo el neoliberalismo, al promover la ideología de que cada quien obtiene lo que merece, hace que «los ricos se convenzan de que han adquirido su riqueza por mérito –ignorando ventajas como la educación, la herencia y la clase» y por otra parte crea un tejido social de frustración en el que «los pobres se empiezan a culpar de sus fracasos, aun cuando no tienen los medios para alterar sus circunstancias». No es coincidencia que los países que más han asumido la ideología neoliberal son también los que más desigualdad tienen