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Respuesta:
A causa de sus declives escarpados, las montañas suelen tener
zonas biológicas altitudinales sumamente comprimidas. Como
resultado, los hábitats y las especies cambian rápidamente con
la altitud. Desplazarse 100 metros montaña arriba equivale a ir
100 kilómetros al norte en tierras bajas. La compleja topografía y
las diferentes exposiciones (laderas protegidas orientadas al sur,
bolsas de nieve, riscos azotados por el viento y gleras de rocas
desiguales) también crean multitud de microclimas diferentes.
Esta circunstancia ayudaría a explicar el hecho de que, en la región
alpina, la biodiversidad sea tan rica y variada: casi las dos terceras
partes de las plantas del continente europeo se encuentran
representadas en ella. Los altos picos albergan numerosas especies
de carácter endémico, mientras que, en las vertientes más bajas, la
diversidad de las especies se encuentra fuertemente infl uenciada
por la transición entre esta y otras regiones biogeográfi cas, así
como por una larga tradición de uso del suelo compatible por
parte del hombre. En total, 119 clases de hábitats, 107 especies
de plantas y 161 especies animales incluidas en la Directiva de
hábitats se encuentran en la región alpina.
Por lo que respecta a la fauna, la zona ha pasado a ser
un importante refugio para muchas de las especies que
originariamente se encontraban en gran número en las tierras
bajas: los grandes carnívoros (lobos, osos, linces) y aves rapaces
(águilas, halcones, buitres) se han visto empujados a las montañas,
dado que, al contrario de lo que ocurre en la mayoría de las otras
regiones, las regiones montañosas aún albergan vastas zonas sin
fragmentar en las que la injerencia del hombre es limitada.