• Asignatura: Religión
  • Autor: rualexander50
  • hace 8 años

me pueden Consultar todo sobre los que dieron y fueron testigo de la fe

Respuestas

Respuesta dada por: gonzalezvalbuenajair
1

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Explicación:

El mundo contemporáneo tiene hambre de testigos. El beato Pablo VI ya lo había advertido cuando dijo que el mundo de hoy escucha más a los testigos que a los maestros. La crisis de fe y de valores en la que estamos sumidos nos lleva a una gran necesidad de testigos, que propongan una vida llena de coherencia y sentido. La fe lleva a descubrir que el encuentro con Dios valoriza, perfecciona y eleva lo que es verdadero, bueno y bello en el hombre.

De este modo, se da la circunstancia de que, mientras Dios se revela y se deja conocer, el hombre llega a saber quién es Dios y, conociéndolo, se descubre a sí mismo, su origen y su destino, así como la grandeza y la dignidad de la vida humana.

Creer

En este caso, la palabra «creer» conlleva tal fuerza que no puede ser sustituida por otras palabras que usamos con frecuencia pero que están vacías de sentido.

Creer lo que no se ve

Cuando alguien dice que cree en Jesús, declara que se fía de Él y que acoge todo lo que Él nos propone en nombre de Dios mismo, es decir, el Evangelio. En efecto, una noticia totalmente incomprensible no podría ser noticia, ni mucho menos una buena noticia, un evangelio.

Lo principal es la persona

Teniendo en cuenta que lo principal es la persona, a cuyas palabras se otorga el propio asentimiento, nos damos cuenta que esa es la esencia y la entraña del cristianismo. Se puede admirar a Jesús sin ser por ello cristiano, se puede pensar en un cristianismo cultural, en un cristianismo de tradición, en un cristianismo cuyas elevadas realizaciones a lo largo de la historia son dignas de admiración. En consecuencia, en el cristianismo se trata de recibir, de acoger, de sentirse absolutamente amados.


rualexander50: gracias
Respuesta dada por: kalebalegre
0

Respuesta:

Teniendo en cuenta que lo principal es la persona, a cuyas palabras se otorga el propio asentimiento, nos damos cuenta que esa es la esencia y la entraña del cristianismo. Se puede admirar a Jesús sin ser por ello cristiano, se puede pensar en un cristianismo cultural, en un cristianismo de tradición, en un cristianismo cuyas elevadas realizaciones a lo largo de la historia son dignas de admiración. En consecuencia, en el cristianismo se trata de recibir, de acoger, de sentirse absolutamente amados.

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