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Catedrático de Electrónica de la Universidad Complutense de Madrid y miembro de la Real Sociedad Española de Física
La incorporación generalizada de la energía eléctrica a nuestra sociedad ha significado no solo un avance tecnológico de primera magnitud, sino una verdadera revolución social, con implicaciones de toda índole en la vida cotidiana: alumbrado, electrodomésticos (lavadoras, frigoríficos y televisión los más determinantes de ese cambio, sin olvidar otros como cocinas, microondas, secadores, equipos de música, etc.), la revolución de las comunicaciones (teléfono móvil, ordenadores, Internet,…). Así mismo, ha modificado drásticamente los procesos de producción y fabricación de bienes industriales y de consumo. Es imposible concebir la industria del transporte sin la electrificación y automatización de las fábricas de vehículos de todo tipo: automóviles, trenes, aviones,… de hecho, la generalización del uso de la energía eléctrica sólo es comparable en importancia al fenómeno de la motorización impulsada por el petróleo a comienzos del siglo XX.
El uso generalizado de la energía eléctrica surgió en los países más avanzados del mundo durante el final del siglo XIX y principios del XX a partir de una combinación y retroalimentación entre la ciencia que concibió las leyes que rigen el electromagnetismo, ciencia en la que se basa, y la tecnología que llevó a la práctica sus principios. En este artículo, repasaré los orígenes científicos y tecnológicos de la energía eléctrica.
1.Los pioneros científicos
Aunque los orígenes del conocimiento sobre la electricidad se remontan a varios siglos antes de Cristo, centraré el repaso al siglo XIX, cuando se sentaron las bases científicas del funcionamiento de las actuales centrales eléctricas. Recomiendo este artículo al lector interesado en un recorrido más amplio por esta cuestión.
Tras los avances decisivos en la comprensión de los fenómenos eléctricos y magnéticos llevados a cabo durante la segunda mitad del siglo XVIII y el primer tercio del XIX, debidos a Volta, Coulomb, Oersted, Ampere, Ohm y otros científicos, el verdadero y decisivo hallazgo para la obtención de energía eléctrica se produjo en 1831, cuando Michael Faraday (1791-1867) inventó un dispositivo que generaba electricidad a partir de un movimiento mecánico, aplicando un concepto conocido desde entonces como inducción electromagnética.
La siguiente figura muestra el experimento original de Faraday e ilustra la idea: una batería (derecha del esquema de la imagen) suministra corriente eléctrica, que fluye a través de una pequeña espira A, creando un campo magnético. La espira puede introducirse dentro de otra de diámetro mayor B. Cuando las espiras A y B no se mueven, no aparece ninguna corriente inducida en B y el aparato de medida G, situado a la izquierda del esquema, no detecta paso de corriente. Pero cuando la espira A se mueve dentro o fuera de la espira B, el flujo magnético a través de la espira mayor cambia, induciéndose una corriente que es detectada por el aparato de medida G. Como ya expliqué en este artículo, esa es la base del funcionamiento de una central eléctrica, donde se transforma la energía mecánica que mueve la espira en energía eléctrica.
YO SE QUE ES MUCHO PERO DE ALGO TE SIRVE
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