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Respuesta:08.09.2017
DOMINGO VEINTE Y TRES AÑO ORDINARIO A. 10.09.2017
(Mateo 18.15-20).
"Pues donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, ahí estoy yo en medio de ellos".
Los hombres y la mujeres suelen buscar a Dios en los templos, en la contemplación de la naturaleza creada por Dios, o bien en el recogimiento de su ser. Es cierto, ahí, en todas esas situaciones, se puede encontrar al Señor. Pero Jesús quiere hacerse presente y vivir resucitado en la comunidad cristiana. Está presente en la comunidad cuando ésta se reúne para orar en su Nombre.
Jesús está también presente en el desarrollo y crecimiento de la comunidad cristiana, también en sus crisis y en sus problemas.
Me estoy refiriendo a la comunidad cristiana,"iglesia doméstica", como base de la Iglesia, Pueblo de Dios. Y como base de la Iglesia, se hace presente, en Jesús, que vive en ella, en la historia misma de su Iglesia.
La promesa de Jesús de estar presente y vivo en la comunidad cristiana, hace que la comunidad tenga una importancia y prioridad pastoral. Yo diría: hace de la comunidad cristiana, también, a través de sus miembros, una base importante y un cimiento verdadero de la Iglesia en el corazón del mundo.
La comunidad cristiana mientras participa en sus acciones y trajines, va creciendo y luchando por superar los conflictos inevitables, ya sea en ella, y también en la sociedad.
Jesús, viviendo en ella, va animando a la comunidad en su actuar misionero hacia el mundo, haciendo vida, a través de sus miembros, su Encarnación en la actualidad y en la vida de los hombres y mujeres de nuestros tiempos.
Jesús hace perseverar a la comunidad en su labor apostólica. Y a sus miembros los impulsa, por su Espíritu, a ser verdaderos hijos de Dios: los hace vivir la filiación, llamando a Dios: Abbá: Padre Nuestro.
Yo creo que la comunidad cristiana unida a los pastores, y por eso, Iglesia en la base, hace de ésta, una Iglesia misionera, no encerrada y centrada en sí misma.
También, puedo decir, que la comunidad cristiana unida a sus pastores, y por eso, Iglesia y Pueblo de Dios, es un lugar sagrado en que encontraremos a Jesús, haciendo que la Iglesia pase a ser un sacramento de Dios. Dios no está presente en cosas sino que se expresa por medio de la comunidad cristiana y quiere que lo encontremos en ella.
El Evangelio de este domingo me hace llamar, con ardiente fervor, a una resurrección de las comunidades cristianas en la Iglesia y en las iglesias todas. Llamo a que las comunidades cristianas sean una verdadera prioridad pastoral. Algunos piensan que la importancia de la comunidad cristiana ha mermado porque éstas no se han renovado. Puede ser que haya existido algo de eso, pero yo más bien creo, que todo se ha producido en un contexto de involución y restauración de la Iglesia con respecto al Vaticano II. Yo escuché a pastores, que las comunidades cristianas integradas por laicos, presentes y comprometidos en el mundo, construyendo Reino de Dios, eran un peligro para la Iglesia, porque a través de los laicos se podía infiltrar en la Iglesia el secularismo del mundo. Temor inhibidor, no sólo de la acción apostólica de las comunidades, sino también del compromiso del laico, en el mundo, sostenido y apoyado cristianamente por su comunidad. El laico, como lo dice Puebla, "se ubica, por su vocación, en la Iglesia y en el mundo. Miembro de la Iglesia, fiel a Cristo, está comprometido en la construcción del Reino en su dimensión temporal".(Puebla 787).
"Pero es en el mundo donde el laico encuentra su campo específico de acción (E.N. 73).Por el testimonio de su vida, por su palabra oportuna y por su acción concreta, el laico tiene la responsabilidad de ordenar las realidades temporales para ponerlas al servicio de la instauración del Reino de Dios".(Puebla 789).
"Entre estas realidades temporales no se puede dejar de subrayar con especial énfasis la actividad política". (AA II,5)... (Puebla 791).
Explicación:listo
Respuesta:
Explicación:
"Pues donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, ahí estoy yo en medio de ellos".
Los hombres y la mujeres suelen buscar a Dios en los templos, en la contemplación de la naturaleza creada por Dios, o bien en el recogimiento de su ser. Es cierto, ahí, en todas esas situaciones, se puede encontrar al Señor. Pero Jesús quiere hacerse presente y vivir resucitado en la comunidad cristiana. Está presente en la comunidad cuando ésta se reúne para orar en su Nombre.
Jesús está también presente en el desarrollo y crecimiento de la comunidad cristiana, también en sus crisis y en sus problemas.
Me estoy refiriendo a la comunidad cristiana,"iglesia doméstica", como base de la Iglesia, Pueblo de Dios. Y como base de la Iglesia, se hace presente, en Jesús, que vive en ella, en la historia misma de su Iglesia.
La promesa de Jesús de estar presente y vivo en la comunidad cristiana, hace que la comunidad tenga una importancia y prioridad pastoral. Yo diría: hace de la comunidad cristiana, también, a través de sus miembros, una base importante y un cimiento verdadero de la Iglesia en el corazón del mundo.
La comunidad cristiana mientras participa en sus acciones y trajines, va creciendo y luchando por superar los conflictos inevitables, ya sea en ella, y también en la sociedad.
Jesús, viviendo en ella, va animando a la comunidad en su actuar misionero hacia el mundo, haciendo vida, a través de sus miembros, su Encarnación en la actualidad y en la vida de los hombres y mujeres de nuestros tiempos.
Jesús hace perseverar a la comunidad en su labor apostólica. Y a sus miembros los impulsa, por su Espíritu, a ser verdaderos hijos de Dios: los hace vivir la filiación, llamando a Dios: Abbá: Padre Nuestro.
Yo creo que la comunidad cristiana unida a los pastores, y por eso, Iglesia en la base, hace de ésta, una Iglesia misionera, no encerrada y centrada en sí misma.
También, puedo decir, que la comunidad cristiana unida a sus pastores, y por eso, Iglesia y Pueblo de Dios, es un lugar sagrado en que encontraremos a Jesús, haciendo que la Iglesia pase a ser un sacramento de Dios. Dios no está presente en cosas sino que se expresa por medio de la comunidad cristiana y quiere que lo encontremos en ella.
El Evangelio de este domingo me hace llamar, con ardiente fervor, a una resurrección de las comunidades cristianas en la Iglesia y en las iglesias todas. Llamo a que las comunidades cristianas sean una verdadera prioridad pastoral. Algunos piensan que la importancia de la comunidad cristiana ha mermado porque éstas no se han renovado. Puede ser que haya existido algo de eso, pero yo más bien creo, que todo se ha producido en un contexto de involución y restauración de la Iglesia con respecto al Vaticano II. Yo escuché a pastores, que las comunidades cristianas integradas por laicos, presentes y comprometidos en el mundo, construyendo Reino de Dios, eran un peligro para la Iglesia, porque a través de los laicos se podía infiltrar en la Iglesia el secularismo del mundo. Temor inhibidor, no sólo de la acción apostólica de las comunidades, sino también del compromiso del laico, en el mundo, sostenido y apoyado cristianamente por su comunidad. El laico, como lo dice Puebla, "se ubica, por su vocación, en la Iglesia y en el mundo. Miembro de la Iglesia, fiel a Cristo, está comprometido en la construcción del Reino en su dimensión temporal".(Puebla 787).
"Pero es en el mundo donde el laico encuentra su campo específico de acción (E.N. 73).Por el testimonio de su vida, por su palabra oportuna y por su acción concreta, el laico tiene la responsabilidad de ordenar las realidades temporales para ponerlas al servicio de la instauración del Reino de Dios".(Puebla 789).
"Entre estas realidades temporales no se puede dejar de subrayar con especial énfasis la actividad política". (AA II,5)... (Puebla 791).