Respuestas
Respuesta:
El impacto de ambas enfermedades ha tomado una importante trascendencia. En el caso del COVID-19, la enfermedad tiene características alarmantes, tal vez por sus grandes impactos sobre la economía tanto de los países desarrollados como a nivel nacional, la asimetría de información con respecto a que todavía no sabemos con claridad sus consecuencias.
Sin embargo, al analizar la problemática del dengue, podemos observar que el mosquito tampoco respeta fronteras y que es necesario mancomunar esfuerzos para abordar este desafío, desplegando planes de vigilancia, control para mitigar esta enfermedad implementando la cooperación entre los países de la región.
Hay lecciones del Dengue útiles para combatir al COVID-19. En forma similar a lo que ocurre con el dengue, aún no se ha innovado en el desarrollo de vacunas o tratamientos contra el COVID-19. Por ello, es preciso no solo esperar respuestas de la industria farmacéutica nos hace falta la innovación social. Al igual que en el combate a la trasmisión del mosquito, es necesaria una acción intersectorial y un involucramiento de toda la comunidad.
Respuesta:
Explicación:
Por un lado, el virus originario de Wuham suma otros síntomas como dolor de garganta, tos, congestión nasal, mucosidad, dificultad para respirar e incluso diarrea; con mayor énfasis en los problemas respiratorios. En cambio, en el caso del dengue, otros signos que se pueden evidenciar son náuseas, vómitos, dolor detrás de los ojos, glándulas inflamadas, sarpullidos, y dolor en músculos, huesos y articulaciones. Sumado a esto, entre el tercer y cuarto día, el paciente puede presentar lesiones en la piel que le producen picazón.