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Finalmente, como no fueron aceptadas las demandas por el gobierno mexicano, la flota francesa abrió fuego contra el fuerte de San Juan de Ulúa (batalla de San Juan de Ulúa) y el puerto de Veracruz el 21 de noviembre de 1838, por lo que al día siguiente capitularon ambas entidades, comenzando la guerra.
El gobierno de México reprobó ambas capitulaciones y expidió un decreto el 30 de noviembre anunciando que se declaraba la guerra al rey de Francia, e inmediatamente pidió a Santa Anna que se pusiera al frente de las tropas e iniciara la ofensiva contra los franceses.
Santa Anna llegó a Veracruz y se dispuso a defender la ciudad, enviando una comunicación a Baudin donde lo informaba de que no habían sido aprobadas las capitulaciones. En respuesta, el contraalmirante ordenó que una columna de 1000 hombres con artillería desembarcara con el propósito de aprehender a Santa Anna, y el 4 de diciembre consiguió desembarcar en Veracruz. Este, al darse cuenta del desembarco, reunió algunas fuerzas y entabló la lucha sin resultados definitivos para una u otra parte.
Ante esta situación, Baudin ordenó el embarco de sus tropas, que fueron perseguidas por los mexicanos hasta el muelle, donde los franceses, al disparar un cañón, pudieron detenerlos, resultando herido en una pierna el propio Santa Anna.
Baudin ordenó a continuación que la artillería naval hiciera fuego contra la ciudad, por lo que Santa Anna dispuso la evacuación del puerto, retirándose hasta Pocitos (a una legua de la ciudad).
El bloqueo dañaba seriamente la economía mexicana y hacía al país dependiente del contrabando a través de Texas. No obstante, el gobierno texano, temiendo que fueran incluidos en el bloqueo, organizó la captura de los contrabandistas mexicanos, y el 6 de septiembre de 1837 negoció con Francia —por medio de Estados Unidos— para que estos enviaran un barco a reforzar el bloqueo francés contra México, a cambio de que el bloqueo no perjudicara los intereses de Texas. Tras esto, y como consecuencia de que México no aceptaba las exigencias francesas, se enviaron veinte barcos más al mando del contraalmirante Charles Baudin, que llegaron en octubre y exigieron a México la compensación por los gastos del bloqueo.
Sin embargo, puesto que Francia había bloqueado a otros países europeos el acceso a uno de los mercados más importantes de América, al mes de haber iniciado los combates en tierra, con el propósito de mediar en el conflicto, la marina británica destacó a la Flota de las Indias Occidentales, logrando que Francia suspendiera su agresión. El mediador fue el inglés Richard Pakenham, quien consiguió reunir a los representantes mexicanos Guadalupe Victoria y Eduardo Gorostiza con el contraalmirante Baudin. El 9 de marzo de 1839 se firmó un tratado de paz, en el cual México se comprometía a pagar las indemnizaciones (seiscientos mil pesos en total), pero no así a mantener las garantías exigidas para los extranjeros en el futuro. Francia retiró, a cambio, la flota invasora, desistió de la indemnización por los gastos de guerra y el desconocimiento de las Declaraciones Provisionales de 1827, devolviendo además las naves incautadas.