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Respuesta:
Lo primero que necesitamos entender sobre el tiempo de Dios es que es perfecto, así como todos los caminos de Dios son perfectos (Salmo 18:30; Gálatas 4:4). El tiempo de Dios nunca es temprano, y nunca se ha retrasado. De hecho, desde antes de nuestro nacimiento hasta el momento en que tomamos nuestro último aliento acá en la tierra, nuestro Dios soberano está cumpliendo sus propósitos divinos en nuestras vidas. Él está en completo control de todo y de todos, desde la eternidad hasta la eternidad. Ningún evento en la historia ha puesto aunque sea una arruga en el tiempo del plan eterno de Dios, que él diseñó antes de la fundación del mundo.
Uno podría pensar, entonces, que al entender la soberanía de nuestro creador, haría que la paciencia y el esperar fuera algo más fácil. Lamentablemente, sin embargo, ese no es siempre el caso. Nuestra naturaleza humana puede hacer que sea algo difícil el esperar el tiempo perfecto de Dios.
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