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1. Antes de que una célula bacteriana pueda dividirse, copia su genoma, tras lo cual de la célula madre se forman dos células hijas, que a su vez también pueden dividirse.
Los virus no pueden multiplicarse por sí mismos, ya que al no tener citoplasma ni ribosomas, tampoco pueden copiar su genoma ni producir una envoltura.
2. Los virus carecen de metabolismo propio, por lo que no son considerados seres vivos, mientas que el de las bacterias puede diferir mucho entre los diferentes tipos.
Hay bacterias que para su metabolismo necesitan oxígeno, otras para las que el oxigeno es veneno; hay bacterias que precisan de luz para existir y otras, determinadas sustancias químicas, como por ejemplo, azufre.
3. Las bacterias, por sus metabolitos -los productos del metabolismo-, que en parte pueden resultar tóxicos para el ser humano.
Los virus, pueden, destruir células en nuestro organismo durante su proceso de multiplicación o bien las células inmunitarias producidas por nuestro organismo pueden eliminar las células infectadas con el virus.
4. Los antibióticos influyen y atacan las estructuras de las bacterias, por ejemplo su pared celular, y pueden conducir así a su su muerte“, o simplemente evitar que se multipliquen.
En el caso de muchas infecciones víricas (virus), como los resfriados, el tratamiento se limita a una terapia que por si misma no combate los virus, pero puede calmar los síntomas de la enfermedad, por lo que las defensas del propio organismos deben hacer el resto.
5. Las bacterias son microorganismos que contiene una sola célula, y la mayoría de ellas no provocan daño alguno, algunas de ellas incluso pueden combatir ciertas infecciones.
Los virus son germenes que atacan fácilmente al organismo cuando el sistema inmune se encuentra débil, se aprovechan de esta oportunidad y atacan a las células sanas.
6. Existen decenas de miles de especies de bacterias que forman parte de nosotros, de tal manera que se pueden considerar como un órgano más de nuestro cuerpo.
Los virus necesitan de manera inexorable parasitar a una célula viva que les proporcione cobijo, para poder sobrevivir y reproducirse.