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Todas las civilizaciones de la antigüedad tienen sus propios relatos sobre sus orígenes y creencias. El conjunto de esos relatos de cada pueblo es lo que denominamos mitos. El estudio y su comprensión se realiza en la mitología. Estamos hablando de historias anónimas que pertenecen a la tradición de un pueblo. De esta manera, un mito sería una narración concreta que explica una parte de la realidad; puede ser un fenómeno natural como la lluvia, el tiempo o también un sentimiento humano como el amor o la venganza.
El mito se convirtió en una manera de explicar lo que nos rodea, ya que el ser humano siempre ha tenido la necesidad de saber y entender lo que sucede a su alrededor. Aquellas narraciones tenían como protagonistas a los dioses, los auténticos referentes del bien y del mal. Había también otros personajes, principalmente los héroes, así como animales imaginarios como el unicornio o el pegaso.
Los investigadores del mundo antiguo están básicamente de acuerdo con la idea de que los mitos como narraciones empezaron a debilitarse cuando la razón humana y la incipiente ciencia dieron sus primeros pasos. Era lógico que así sucediera, puesto que la regularidad de los fenómenos naturales no podía ser consecuencia del capricho o la participación de un dios u otro. La idea de transición entre el mito y la razón pone de manifiesto que la mitología ya no servía como discurso racional. Esa debilidad lógica del mito no significó su desaparición; en realidad pasó a formar parte de la cultura universal, una especie de legado de la humanidad, un referente histórico para entendernos mejor.
El mito sigue vivo en el presente, forma parte de la tradición de cada pueblo. Y apreciamos su vigencia desde el momento en que el cine y la literatura siguen revisando aquellos antiguos relatos; con nuevas versiones pero fieles a su mensaje.
El término mito no alude solamente al mundo antiguo, a la civilización griega, romana, normanda o persa. El vocablo mito tiene otra acepción al referirse a un individuo real, pongamos el ejemplo de un astro del deporte, que se convierte en un símbolo y que pasa a formar parte de la humanidad entera. Si nos fijamos bien, los dos significados del mito ( historia remota o símbolo ) tienen algo en común: la necesidad de comprender el mundo más allá del presente. El mito puede ser remoto pero no es viejo, sigue vivo, latiendo entre nosotros. Esa es su verdadera magia.