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El ex ministro de Economía Domingo Cavallo sostuvo que la pandemia del coronavirus desató una crisis global que se va a sentir en todos los países del mundo. “En el aspecto sanitario, es probable que Argentina pueda superar esta crisis con menos costo de vidas que otros países que se demoraron en adoptar las medidas de aislamiento social que recomiendan los especialistas en salud”, consideró el economista que al mismo tiempo alertó sobre los efecto a futuro que sufrirá la Nación.
Según Cavallo, las consecuencias económicas y sociales inmediatas de esas medidas van a ser mucho más agudas que en la mayoría de los países, y, si no se adoptan reformas claves en la organización económica, los desequilibrios adicionales a los que ya existían antes del coronavirus, pueden comprometer seriamente el futuro de nuestra sociedad.
“Lamentablemente, viejas disputas en materia de ideología económica, totalmente saldadas en la mayoría de los países, están a la orden del día en el nuestro, y pueden constituirse en un obstáculo muy serio para avanzar hacia esas reformas”, evaluó a través de una reciente publicación en su blog personal.
Por qué los efectos económicos y sociales inmediatos serán más agudos que en otros países, se preguntó el ex funcionario. “En todas las economías nacionales la producción y distribución de bienes y servicios es un sistema muy complejo que involucra a toda su población activa, a instituciones públicas y privadas y sobre todo, a empresas de distinto tamaño, así como a trabajadores independientes y cuentapropistas, encargados de producir los bienes y de prestar servicios a través de complejos mecanismos que las interconectan, en especial los sistemas: monetario, financiero, de transporte y de comunicaciones”.
“El cierre obligatorio de muchos establecimientos y las restricciones a la salida de las personas de sus domicilios, provoca a la vez, fuertes disminuciones de la oferta de bienes y servicios y de los ingresos de las familias afectadas por la pérdida de sus empleos”, detalló.
Esto ocurre en todos los países, plantea, pero aseguró que “en aquellos que tienen sistemas ágiles de seguro de desempleo y poca economía informal, los pagos del seguro actúan inmediatamente como amortiguadores de la caída de ingresos familiares. Lamentablemente, en nuestro país no existe un buen sistema de seguro de desempleo y la economía informal representa el 40% de la población. Por consiguiente, no funciona este mecanismo amortiguador”.
“Si los gobiernos de los países bien organizados deciden ayudar a las familias de ingresos bajos con pagos adicionales, lo pueden hacer de manera ágil, enviándoles cheques o depositándoles en sus cuentas de ahorro, porque prácticamente el 100% de los trabajadores en relación de dependencia y por cuenta propia, están bancarizados y registrados en la seguridad social con el dato de sus ingresos. Se trata de un operativo sumamente simple desde el punto de vista administrativo. Nuevamente, en Argentina muchos trabajadores de la economía informal no están bancarizados ni registrados en la seguridad social”, detalló.
Algo similar, según planteó Cavallo, ocurre con la posibilidad de que los gobiernos y los bancos centrales apoyen financieramente a las empresas y familias. “En los países con sistemas financieros de amplia cobertura y mercados de capitales fluidos y eficientes, sólo se necesita que las autoridades monetarias y fiscales asignen recursos suficientes para inyectar liquidez y ayudar a mantener la solvencia de prestatarios y prestamistas. Pero en Argentina, que no cuenta con crédito, ni interno ni externo, y donde el Banco Central emite una moneda incapaz de mantener su valor, esta posibilidad está severamente limitada”, advirtió.
“En los países con buenos sistemas de transporte y comunicaciones, el comercio on-line, con entrega a domicilio, funciona amplia y eficientemente. En esos países, se ha atemperado la caída de demanda de los bienes que pueden adquirirse poniendo una orden a través de la web para recibirlos en el domicilio del comprador. Lamentablemente, en Argentina estos sistemas están poco desarrollados y los que existen están paralizados por congestionamiento. No sólo están insuficientemente desarrollados, sino que, además, algunos sindicatos y organizaciones sociales, vienen demandando más restricciones en el futuro”,